Casa de Nate

Era sencilla, bastante alejada del cementerio pero igual se podía ori las campanas de la iglesia. Por fuera estaba pintanda de un suave color beige, y en el interior constaba de una sala, una cocina-comedor, un estudio, el dormitorio principal y el baño, todo decorado en diferentes tonos, todos claros, a exepcion del estudio, decorado con paneles antiguos de manera grabados.

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Finalmente llegaron a la casa de Nate, no muy grande ni pequeña, sencilla, decorada de manera tan abstracta como sus ropas. Nate abrió la puerta, dejando al rubio a que pasara primero y que se pusiera cómodo mientras él dejaba su chaqueta colgada del perchero que se encontraba junto a la puerta antes de dirigirse a la cocina.

- Esta haciendo frio, ¿Quieres algo caliente? - Le preguntó - Pensaba preparar té o chocolate, pero si gustas puedo hacer otra cosa n_n

Pico se quedó mirando la casa en silencio desde que habian llegado y la verdad era que se le antojo chiquita y comoda. Le caía simpática. Además era tan... estrafalaria que le daban ganas de estar ahi mucho tiempo.

Entro primer, gracias a la caballerosidad del joven y miro boquiabierto a su alrededor. Corrió por la sala de estar hasta verser en el centro, mirando todo y se acercó a unos maniquiés con vestidos terminados y a medio terminar que estaban junto con unas hojas de bocetos.

-¡Me encanta tu casa! -dijo, saltando. Le brillaban los ojos- Ah, cierto, hace frio. Humm .. -se abrazó a si mismo mientras pensaba- Nunca probé chocolate caliente ¿Me harias un poco? *_*

- ¿De verdad te gusta? Pensé que creerías que era un desastre. No soy muy ordenado que digamos n_nU - Admitió, con una gota en la sien, refiriendo a los retazos de bocetos y telas que se cernían alrededor de los maniquíes

Pasó a la cocina, donde sacó una tetera y un par de tazas para preparar el chocolate caliente, dejando la mezcla cocer sobre la cocina, asomandose a la puerta para llamar al rubio.

- ¡Pico! - Le llamó - De seguro tendras hambre, veamos que encuentro de comer que te guste, ven aca... - Le llamó, suavemente.

-Me enamore de tu casa! *o*

Tomo un adorable vestidito verde con encajes. Era con escote en U, sin mangas, y venia con medias y un accesorio para el cabello. La verdad era que le daba gana ponerselos... Pero quizas nate se enfadaria si se pusiera el vestido, asique decidio ponerse el accesorio y mirarse al espejo.

Le quedaba bien. O eso pensaba mientras se miraba hasta que le escucho.

-¡Vooy! -grito, corriendo hacia él. Se habia olvidado de quitarse el accesorio- Lo que sea estara bien, Nate ^_^

- En ese caso, creo que solo comeremos galletas entonces - Bromeó, alzandose un poco para alcanzar el enorme tarro y dejarlo sobre la mesa.

A los pocos minutos, la tetera hirvió, simbolo deque su contenido se encontraba listo. Lo sirvió en las tazas, las cuales llevó a la mesa en tazas colocadas en una bandeja con manteles tejidos y coloridos. En un platito puso unas cuantas galletas, dejando el tarron cerca, por si acaso, levantando la mirada para observar a Pico con aquel accesorio en la cabeza.

- No se te ve mal - Aseguró, mirandole - Pero seguro se vería mejor con el vestido puesto... n_n

-¿Galletas? o.o

Miro las cositasa redonditas de color marrón con puntitos negros. Se veian... secas. Sin embargo tomo una y la mordisqueo con curiosidad, encontrandose con un sabor dulce y delicioso que lo obligó a comerse el resto de la galleta, llenandose la cara de moronitas.

-¡Ñam! Estan riicas!

Aspiro el olor a chocolate y miro el contenido de la taza todo emocionado hasta escuchar el comentario. Entonces recordó el accserorio.

-¿El que...? ¡ah, eso! Gomenasai, es que estaba tan lindo que queria probármelo u//u -enrojecio, y le miro con la frente gacha- ¿Con el vestido puesto? ¿Podria... podria probarmelo?

- Por supuesto. Pero primero has de comer algo, no quiero que despues digan que te mato de hambre - Bromeó, guiñandole un ojo.

Tomó una galleta, mojandola en el chocolate, para irla comiendo sin prisas, sintiendo como se deshacia en su boca. No era muy fanático de los dulces que se dijera, pero tampoco le desagradaban de vez en cuando. Mientras comía, se iba imaginando como se vería el rubio con aquel trajecillo verde que había diseñado, enrojeciendose luego al darse cuenta de el rumbo que habían tomado sus pensamientos, al imaginarlo sensualmente recostado sobre la cama. Sacudió la cabeza vivamente, intentando alejar aquella vision.

- Pero, aún así, creo que te quedara bien. .///. - Supuso, intentando sonar natural.

-Hai! ^_^ Como tu digas, Nate-san.

Permanecio un instante mirando al aire, imaginandose con aquella ropa. La verdad era que todo lo que hacia Nate le encantaba y estaba bien dispuesto a probarse cualquier prenda que el joven le pidiera sin quejarse.

-¿Me quedaria bien? -pregunto escuchando su pregunta, y lo miro-- Nate, ¿te sientes bien? -le dijo en tono preocupado, al ver que se ponia rojo.

MIentras lo miraba tomaba otra galleta e imitando al mayor, la remojo en el chocolate llevandosela a la boca. Dejó oir un sonido placentero, el chocolate era, sindudas, la cosa más rica que hubiera comido nunca. Comio otra galleta y otroa mas, bebiedose el chocolate a sorbor y luego mojando las galletas ahi siempre lo más educadamente posible, haciendo gestos de geisho sin pensarlo.

- Si, estoy bien - Aseguró, al darse cuenta de que el rubio había notado su sonrojo - No sucede nada, es solo el... calor... ¡Si! El calor n_nU

Continuó comiendo silenciosamente, intentando desterrar de su mente la imagen sensual del rubio rendido ante el. Finalmente se terminó el chocolate, y sin deseos de comer nada más, simplemente apoyó la barbilla sobre su mano, observandole comer con aquellos adorables y sensuales gestos propios de un geisho. Sonrió levemente.

- ¿Y porque ahora me dices "san"? No veo el porque de tanta formalidad - Inquirió, extrañado - Me gustaba mas cuando solo me decias Nate - Confesó, encogiendose de hombros.

-Oh... Gomenasai, no me di cuenta o//o -respondio, ruborizandose- Entonces solo te dire Nate... Sí, suena tan lindo. Nate, Nate, Nate, Nate~

Cantando el nombre del mayor por lo bajo siguió comiendo galletitas hasta hartarse. No se daba cuenta de que las comia de una forma educada y sensual, al igual que tomaba el chocolate como todo geisho bebia el sake: A sorbos suaves y cortos.

Llego un momento en el que finalmente el chocolate se acabo. Decidio no comer más por el momento, pues tenia miedo de que le doliera el estomago y que lo mejor era hacer algo más interesante.

-Ya vengo -dijo, levantandose de un salto para salir corriendo en busca del vestido. Lo tomó sin pensar, quitandose la ropa (que acomodo mcuho por ser regalo de Nate) para luego ponerse las medias negras de encaje con el vestido verde de puntillas arriba. Volvio hacia la cocina, yendo a sentarse sobre la falda de Nate sin la menor verguenza.

-¿Me veo bonito? -pregunto, mirandole emocionado mientras lo abrazaba.

Soltó un leve risa escuchando al rubio canturrear su nombre. Se escuchaba bien viniendo de sus labios. Esbozó una sonrisa mientras le veia comer con aquellos gestos delicados como todo un geisho. Realmente le gustaba mucho, pero dudaba que el otro le hubiera creido cuando se lo dijo en el parque.

Arqueó una ceja cuando se puso en pie, corriendo hacia la sala. ¿Que tendria en mente? Esperaba que no hubiera sido que el chocolate le habia caido mal. Sin embargo, en cuanto regresó, y lo observó sentarse con aquella naturalidad en su regazo sin poder hacer nada por evitarlo, volvió a acalorarse, en especial cuando notó lo que traia puesto: el vestido.

- Si. Te ves precioso - Asintió el otro, mientras sus mejillas volvian a tomar color sin el poderlo evitar - Pero no puedo detallar bien sino me dejas verte... - Dijo, como excusa, intentando no sobresaltarse demasiado.

-¿Precioso?

Dijo con un brillo especial en los ojos, y le dio un beso en los labios. Sonrojado de placer por el cumplido, asintio con alegria y se bajo de sus piernas para dar una graciosa vuelta extendiendo los holanes del vestido con las manos.

Se sentia lindo, y lo mejor era que a Nate le gustaba. Tanta felicidad le daba cuando él le decia esas cosas que...

ACercandose a el, volvio a abrazarle.

-¿que tal? ¿Te gusta como me veo? Me lo puse... para ti n//n

Cuando Pico se bajo de su regazo, finalmente pudo respirar con normalidad, siguiendolo con la mirada a todas las piruetas que le hacía, los detalles del vestido y lo bien que le quedaba, casi deborandolo con la mirada. Definitivamente se veía muy sexy con ese traje puesto, como si hubiera sido hecho para el. Hubiera podido tomarlo alli mismo, pero seguro que aquello no le gustaria al rubio, por lo que intentó controlarse. En cuanto volvió a hacercarsele, su piel se erizó.

- Si, me gusta mucho, te queda muy sexy ese vestido - Admitió - Si quieres puedo regalartelo - Ofreció - Pero con la condicion de que solo lo uses cuando estes conmigo - Añadió, con picardía, llevando las manos a su cintura, para acomodarlo en su regazo inevitablemente atraido por su inocente pero sensual actitud.

Sonrió picaramente, rodeandole el cuello con los labios.

-La verdad... es que pensaba usarlo solo para tí -admitio, ruborizandose solo un poco al tiempo que se abrazaba a el con las piernas. Besó sus labios, su frente y sus mejillas- ¿Me lo darás? ¿En serio? ¡Gracias! Lo usaré solo para tí, lo prometo. Las veces que quieras.

Demasiado feliz como para soportarlo, le dio un Pico en los labios. Al separarse... al separarse vio los ojos de Nate y no pudo evitar enrojecer, presionando más los labios contra los de él tomandole de la nuca para acercarlo un poco más.

-Quería llegar a tu casa -suspiró, mirandole con los ojos entrecerrados- Para poder tenerte solo para mi...

Y lo beso una ve< más, esta vez sin ganas de querer separarse.

Cerró los ojos mientras sentía como le besaba el rostro, abrazandose a su abdomen con las piernas, sintiendo cada vez sus cuerpos mas cerca, y deseando que desapareciera la molesta ropa que separaba la piel de sus cuerpos. En cuanto se separó, le miró con sus intensas orbes, aferrando fuerte su cintura con una mano, mientras con la otra acariciaba en fragil cuerpo de su geisho.

- ¿Sabes? Yo tambien quería llegar pronto - Confesó, con picardía, al escucharle - Porque no pudimos terminar lo del barco... Niki se hubiera traumatizado, ¿no crees? - Añadió, antes de ser besado por el otro.

Le devolvió el beso con intensidad, aferrandolo a su cuerpo, sin intenciones de separarse. Realmente le encantaba aquel rubio, y no dudaria en demostrarselo de la manera que quisiera. Podía admitirlo. Estaba irremediablemente enamorado.

-¿De veras...?

Sonrió debilmente, enrojeciendo de placer ante esas palabras. Le rodeo el cuello con ambos apetecibles brazos, besandole profundamente entre suspiros. Cada que Nate le besaba y le tocaba, un escalofrio le recorria todo el cuerpo haciendole temblar.

Sentia mariposas en el estomago, y un calor recorriendole las venas haciendo que el corazon le latiera fuerte hasta dolerle. Solo queria tenerlo cerca, sentir su aroma, su calor, oir su voz. Y eso estaba mal, porque era un geisho que estaba enamorandose de su danna y que pronto podia ser separado de él u obligado a complacer a otro hombre.

-Nate... -gimoteo al separarse, rozando sus labios- yo... yo te...

Continuó besandole, aferrado aquellos labios, aquellos brazos, aquel cuerpo que tanto anhelaba desde la primera vez que le había tocado. Era una sensacion nueva, nunca había experimentado aquello con tanta intensidad. Aquella hambre voraz de su cuerpo le tenía fascinado, y a la vez, embriagado ante sus sutiles caricias. Al darse cuenta de que intentaba hablarle, se separó lo más sutilmente que pudo, dejando aún así que sus labios se rozacen.

- ¿Pico? - Inquirió jadeante - ¿que... sucede? ¿Tu que...?

-Te...

Pero por más que intentaba no podia decirlo, no podía decirle que lo queria y esas palabras se trababan en su pecho causandole un terrible dolor. ¿Como podia luego de haberlo dicho tantas veces y en ninguna valio nada? Tres veces... fueron tres veces que, al pronunciar esas palabras, era olvidado.

"Te quiero..." y al menos podia pronunciarlas en su interior. Le miro a los ojos, tratando de transmitir sus emociones con ellos y luego tomó la cara ajena entre sus manos, besandole gososamente con pasión y anhelo; deseando demostrar así todo lo que sentía.

Se armó de valor y finalmete...

-Te quiero -dijo, pero sin voz, formando las palabras con la boca antes de besarlo otra vez, deseandole como no lo habia hecho desde su primera vez juntos- Mnhg...

Sabía que el rubio intentaba decirle algo, algo importante, y precisamente por eso, no le presionó. Sentía sus ojos mirandole, anhelantes y muy expresivos, queriendo decirle lo que su boca no podía. Le acarició el cabello con suavidad para darle confianza, mientras el otro se debatía, sonriendole tenuemente.

Finalmente pudo entender lo que el otro quería decirle, leyendo las palabras que se formaron en sus labios antes que le besara, dejandole un poco sorprendido. Al separarse, dejó su frente apoyada en la del menor, mirandole con expresion calma.

- Yo tambien te quiero - Confesó, con ternura, volviendole a besar.

Al escuchar esas palabras, siendo mirado de esa manera sintió una oleada de alivio recorrerle todo el cuerpo. Se relajó, respirando con normalidad nuevamente y el dolor en su pecho disminuyo hasta el punto de desaparecer.

Aceptó aquel beso dulce y tierno, correspondiendolo con la misma emoción hasta que poco a poco fue volviendolo cada vez más fogoso debido al deseo que sentia de que Nate le besara y lo abrazara, de poder tocar su piel caliente y saborearla con la boca.

Sus mejillas enrojecieron, separandose un poco para tomar aire mientras le lamia los labios, mirandole con los ojos semicerrados.

-¿Mucho? -dijo, mordisqueandole el labio inferior- ¿Mucho, mucho? Pruevalo.

- Si, mucho mucho - Exclamó, encantado de la infantil actitud ajena - ¿Que te lo pruebe? Diría que pides mucho, pero realmente estaría mintiendo - Dijo, lamiendo su labio inferior - Te lo provaré las veces que quieras - Aseguró.

Las manos que se encontraban en la cintura ajena, fueron bajando a través de los holanes, hasta llegar a los muslos ajenos, y las ligas de las medias negras que los escondían a la vista, bajando las medias con lentitud embriagante y torturadora, mientras su boca se ocupaba en volver a atrapar los juveniles labios que le tentaban y que le resultaban tan deliciosos.

Una dulce y, a la vez, sensual sonrisa curvó los ahora humedos labios de Pico.

-¿En serio? -susurró, apoyando frente con frente mientras aprisionaba el labio superior de Nate entre los suyos -Pero harás que te lo pida una y otra vez.

Gimoteó suavemente gracias a la dulce mano de su danna, dejandole hacer mientras movía las piernas para ayudarle un poco. LO besaba con ahinco, tratando de explorar toda su cavidad con la lengua en un intento de hacerle saber no sólo sus emociones sino cuánto lo había deseado desde la última vez, yendo a desabrocharle la camisa para ir a acariciarle los pezones.

-Mhg... Ah, Nate -jadeaba, enrojeciendo- ¿Me quitaras todo, todo? -murmuraba, mordiendole los labios.

- No importa - Dijo, sonriendo, levemente.

Continuó besandole intensamente, deshaciendose por fin de las medias, acariciando sin pudor ambos muslos, de piel suave, tersa y bronceada, embriagado del aroma del ajeno, y haciendose cada vez más adicto a el mientras sentía las pequeñas manos delizarse por su torso.

- Todo, te lo quitare todo - Le susurró, al oido, al separarse - Y luego lo haremos en el meson... Como en las peliculas viejas de adolescentes - Le susurró, con lascivia, mordiendole un poco el lobulo.

Bajó del lobulo, inclinandose sobre su cuello, perfecto y sin marca alguna, pasando sus labios sobre el, besando, mordiendo y lamiendo deliciosamente la fragante piel, mientras le ayudaba a deshacerse de la molesta camisa, y luego le sujetaba de la cintura de nueva cuenta.

Veía con ojos entrecerrados cómo le quitaba las medias, deseando poder arrancarselas el mismo con los dientes. Pero no, debia contenerse, pues toda esa ropa era diseñadapor Nate y no debíade romperla... Sin importar las ganas que tuviera deello.

Sentía las caricias posesivas en sus muslos, y se atrevió a pensar que no le molestaria que le acariciaran asi siempre.Mejor aun, que Nate le acariciara asi siempre. Soltó un gemido, la voz de Nate era tan sexy, tan linda, que se derritió por dentro y tembló, excitandose con la idea.

-A-ah! -gimoteó, apretujandose más contra su cuerpo- Sobre el meson, la mesa, el piso, las sillas... En todos los rincones de la casa ¿Sí? Onegaii.

Con esa mirada y vocecita lujuriosamente suplicante, siguió jadeando y dejandole oir ruiditos placenteros con cada mordida ajena, ladeando el cuello para dejarle espacio mientras le recorria todo su torso desnudo y le lamia la oreja.

-Mnhg, Nate... más.

Le mordió el lobulo, lo sorbio un poco y subio hasta meterle la lengua en el oido. Sus manos se dedicaban a recorrer cada recoveco de los musculos antes de posarse en los pezones del mayor y pellizcar los suavemente. Pico sentia el calor de ambascaderas juntas, no podía soportar el esperar, pero tampoco queria que fuera igual a todas las veces con sus clientes y aparte quería darle placer al mayor.

Suavemente, gimiendole al oido,comenzo amover las caderas a un lento compas, fregando cuerpo con cuerpo.

Soltaba jadeos entrecortados a las acciones del otro, deleitandose del roce entre sus cuerpos, ya hirvientes, excitados. La vocesita lujuriosa con la que rogaba y gemia se le hacía dificil de ignorar, por lo que a cada palabra y suspiro, se encendía aún más. Ansiaba poseerlo, ardía en deseos de hacerlo, pero no quería ser brusco con el pequeño rubio. En sus labios se dibujo una traviesa sonrisa.

- ¿El piso, las sillas y el meson? Valla... Y yo pensé que yo era el impaciente... - Jadeó, encontrandose con su clavícula, mordiendola con algo de brusquedad.

Continuó bajando por su cuello hasta que el trajecillo verde comenzó a estorbarle. Lo hubiera roto en aquel mismo instante de no ser porque se lo había obsequiado al rubio. Llevó las manos desde su cadera a la espalda, bajando el largo cierre que señía el traje a tan encantadora figura, deshaciendose rápidamente de él, y arrojandolo lejos.

- aghmm... Pico...

Jadeó el nombre del rubio, dejando sus labios rosar contra la piel tersa, hasta finalmente llegar a sus pezones, pasando la lengua por ellos, humedeciendolos y mordiendolos hasta erectarlos y volver a lamerlos, deleitandose con las atenciones a su cuerpo.