Preparativos para la Boda xD

- Usted sabe qué…-Murmuró en voz baja, llevando una mano a la nuca de la dama en otro de sus intentos malogrados para alejarla, aspirando con insistencia en busca de algo de frescura en aquel cubo asfixiante que se tornaba cada vez peor con las caricias otorgadas por la tentadora felina que terminaron en el inevitable y nefasto hecho evidente de su excitación.

Inefablemente que aquella situación le recordaba en demasía el incidente con el pequeño rubio de la okiya y los solos recuerdos de las sensaciones le hacían hervir inconscientemente de tan solo pensar que la ocasión podía repetirse con aquella exuberante mujer.

-¿Y…y cómo piensa ayudarme? –Le dijo con voz trémula de acaloramiento, echando la cabeza hacia atrás en un suspiro entrecortado cuando le susurró de aquella forma. -…no…bueno, sí- Aceptó, alejándole ahora con ambas manos por la cadera, que se alejara y no se diera cuenta, si insistía, podía ser que se rindiera, aunque fuera cosa que hasta ahora no le había resultad demasiado.

-…No sé de qué habla…-Refunfuño haciendo acopio de su ser, para no verla a los ojos y evidenciar más su estado, pero aquella amenaza le fue terrible, era cierto ¿Iba a salir así a la vista de todos? Se mordió la boca mirándole con susto.

-No confio mucho en usted ¿sabe? – Le recordó, acorralado, encogiéndose para no tener ningún contacto que alborotara aun más las reacciones en su cuerpo. – aunque…debería decir que se responsabilizara, por tan bajo acto lujurioso…

- S-Sí...-Le riñó, echando la cabeza al hombro de la otra automaticamente cuando le sintió los toques descarados sobre su miembro.

- No...ah...-Se quejó cerrando los ojos, levtantando la vista jadeante para mirarle con el mayor enojo que era posible, aunque seguramente no se notara demasiado. -...es...hmm, es usted una lujuriosa...-Le recriminó, lamentandose de su comprometedora situación hiperventilando con el cuerpo de la mujer encima, pero enrojeciendo y sudando complacido por sus toques.

- Hmm...si alguien, mirara...- Le recordó, mareandose sintiendo aquella ansiedad ya conocida que proporcionaba aquel tipo de actos.

-Los…de afuera…todos…-Jadeó tomándola de los hombros y cerrando los ojos rindiéndose a la inevitable tentación de aquella exuberante dama sobre su regazo que descarada había terminado por excitarle el cuerpo.

-Sí que lo tiene…-Se movió de nuevo, haciendo un esfuerzo por abrir los ojos y mirar ambos ámbares de la dama. –Dios…Dios la castigará, por haberme hecho terminar así…-Le dijo, entrecortado, pasando saliva moviendo la cadera inconscientemente según la mano de la felina.

-Pe…pecadora…- Le “insultó” aunque era más que evidente que esas cosas a la dama no le importaba ni en lo más mínimo. Pasó saliva, decidido a ignorarle en sus palabras tentadoras.
-Nhmm…no diga, ahm…sandeces…-Recriminó una vez más, escapándose aquellos gemidos sin quererlo, cuando tocó ese sitio tan sensible de su hombría, era inevitable, la sensación siempre y cada una de las veces era igual o más placentera a la anterior.

- ¿No va a detenerse hasta que…hasta que….-Dejó la pregunta al aire cuando la respiración se le hizo más rápida y comenzó a jadear tan cercano a la boca de la dama que podía percibir por completo si aliento y el sudor derramado por sus mejillas y frente igual que él mismo.

–Mhmm…ah…-Cerró los ojos comenzando a moverse a la mano ajena apretando la quijada con cada deleitante toque que por puro instinto le hacía acercarse más a aquellos exuberantes pechos que se perlaban de gotas de sudor por el ardiente ambienta casi irrespirable que había en el minúsculo sitio.

-Mal…vada…-Suspiró una vez más sacando temeroso la lengua y por pura necesidad le lamió los labios alcanzando apenas el inferior para darle un ligero mordisco. Apretándole las diminutas ropas por los hombros, la espalda, mirando con pánico y ardiente deseo como iba bajando por su abdomen, sabía muy bien lo que se le había ocurrido.

-No…ni…nhn, ni se te ocurra…-Advirtió débilmente, echándose hacia atrás levantando las caderas en suaves movimientos, apresándole el torso con las rodillas, halándole como si aun quisiera evitarlo, la ropa por los hombros, tirando de la camiseta hacia arriba hasta sin quererlo provocar que el nudo se deshiciera.

- Ahh…ahm, alcaldesa, ahm, espere…no…-Trago saliva, haciéndose hacia el frente, tomándole la cabeza con una mano, deshaciéndose empapado por el sudor a sus atrevidas acciones.

-Callate…agh…-Gimió con la quijada apretada, respirando con tanta dificultad que momentos le parecía mejor no hacerlo, el tacto de sus suaves senos sobre sus piernas era encantador, delicioso.

Cerraba los ojos gimiendo ya sin muchos reparos con cada lujuriosa lengüetada que le propinaba a su sexo, a aquella zona de piel que le hacía mover las caderas deseando por más. Tocándole la cabeza para revolverle el cabello e inclinándose hacia esta para ejercer una mayor presión sobre su miembro.

–Mhm…ah, no pares…-Le suplico a media voz, ignorando sus burlas, y concentrándose más en aquel placer deleitante, por un instante en que el maligno se apodero de su mente se imagino poseyendo a la dama como lo había llegado a hacer con Pico. ¿Qué podría tener de diferente, tener a una dama?.

Sus gemidos pronto se volvieron en gritos ahogados con la actividad brusca de la boca de la chica en su sexo, vibrando soltándola para sostenerse del borde del banquillo cuando el placer se hizo inconmensurable.-¡Ah!...alcaldesa, ah..ahn…-Gimió mordiéndose la boca, moviéndose inevitable sobre el estrecho asiento y sintiendo palpitar su sexo que le pedía pro más.

-Ah…dios…voy, mhm, voy a…a correrme, ah,mgh….-Dijo suplicante con los ojos cerrados, acariciando sus brazos, y cuello, metiendo las manos en las espalda por la nuca de la camiseta, floja al encontrarse desatada. Tensándose su cuerpo entero y levantando las caderas a la boca ajena en busca de introducirse por lo menos unos centímetros más.– Un poco más…más…ahm

-Nhm…a-así….umgh….-Suspiró por última vez cuando con toda aquella insistencia su cuerpo comenzó a temblar en tortuosos espasmos que poco a poco iban revelándole el orgasmo. Definitivamente ni siquiera los rezos eran tan buenos, no, para nada.

-¡Ah!...no, no puedo, más, detente, detente…-Le suplicó entre gemidos roncos, apresando el seno que le ofrecía para bordearlo con las manos, derritiéndose con la suavidad de este, bordeando el pezón con sus suaves dedos, apretándolo con desesperación cada tanto hirviendo de pura lujuria escuchándole aquellas expresiones que salían de la boca de ella.
Dando un duro y último empujón profundo dentro de su boca cuando su néctar explotara dentro de esta.

No contestó a sus palabras mientras hacía esfuerzas pro recuperar el aliento, cosa imposible en el estrecho y acalorado confesionario que estaba ahora ya todo impregnado por el perfume de la dama. Y cuando pudo abrir los ojos, le contemplo embelesado el rostro, correspondiendo sin más a su beso en el que pudo percibirse el sabor propio.

Le rodeo con ambos brazos, acariciando su cintura y caderas, atrayéndole l cuerpo, para sentir sobre el pecho los senos de la mujer, una sensación inexplicable. – Eres muy…descarada..-Le regaño con el seño, fruncido, volviendo a besarle con los ojos semicerrados, lamiendo su boca, mientras se aventuraba a tocar esos pechos que tanta curiosidad le daban

Una vez más hizo oídos sordos a sus sarcasmos, dedicándose a besarle la boca, de la forma tan intensa en que la otra lo hacían, deleitándose con los senos ofrecidos y temblando ante el toque de estos en el pecho propio.

-Mghm…ah –Gimió al sentirle besar su cuello, revolviéndole los cabellos y haciéndose a un lado por el puro deseo de sentir aún más sus toques, explotando su cuerpo en puro calor cuando los bruscos movimientos sobre su cuerpo se hacían tan intensos, lo que le dio más libertad de masajear aquellos pechos a gusto propio. Sin embargo un momento a otro la chica se puso de pie, arrebatándole aquellos excitantes besos y ocultándole sus senos, le miró con desconcierto, agitado, transpirado y confundido.

-¿Qu…qué haces?- Jadeó sin aliento, relamiéndose la boca y mirándole con el seño fruncido al tiempo que mareado también se ponía de pie en el estrecho cubil, y se acercó a ella haciéndole girar para dejarle ahora a ella apresada contra el banquillo del confesionario. Desanudando de nuevo su camisa e introduciendo una mano debajo de esta, rodeando con la otra su cintura –No…No te has confesado lo suficiente…-Le espetó agitado, con los ojos impregnados en deseo más no así su rostro que no expresaba más que extenuación.

-…que hipócrita…-Le espetó a la dama, recogiéndola al mismo tiempo contra la pared, alzándole las piernas que acariciaba con ansias locas mientras comía su boca a frenéticos besos, lamiendo sus labios y siguiendo el ritmo de los intensos roces.

Le tomó con ambas manos la cintura, levantándole el torso hasta su boca para hundirse en sus apetitosos senos que se comía a mordidas y lametones, pegando las caderas entre las piernas de la rubia y aumentar la deseada fricción. Hasta que bajando las manos abrió los shorts por el cierre e introduciendo ambas manos por los costados los comenzó a bajar, mientras se llenaba del sudor de la dama y gemía con excitación desbordada