Reserva para la alcaldeza

Ese era el dia en que tenía que ir a revisar la okiya, sin embargo, asuntos de importancia mayor le habían retrasado considerablemente. Había una larga pila de papeles que firmar, y no podía salir de la oficina antes de terminarlos, o se le acumularía el trabajo para el día siguiente. Suspiró. Que dificil era ser alcalde en algunas ocasiones.

El coche se detuvo frente a la okiya, y dos mozos de apariencia joven le ayudaron a descender de este. Chezire les dedicó una sonrisa antes de entrar a la okiya.

Dentro pudo observar a una impresionante mujer, con una pipa en la boca, la cual miraba hacia el lugar donde ella se encontraba. Seguramente sería la dueña del lugar, por lo que decidió ofrecerle una disculpa.

- Kobanwa - Saludó, y luego, con una inclinacion de la cabeza - Gomenasai, no planeaba tardar tanto... ¿Es usted la dueña dela okiya? - aventuró.

-No se preocupe, lamentamos el que tenga que venir hasta acá

Le sonreí despreocupada a la bella muchacha, era mas joven de lo que imaginaba, se inclinó en una reverencia igual que sus empleados

-Usted debe ser Chezire-sama, es un honor tenerla aquí, pase por favor, la estaamos esperando.

Mis sirvientes le abrieron paso a la muchacha igual que yo, agachando la cabeza ante su presencia.

- No se preocupe, no es ninguna molestia... - dijo, sonriendo.

Se aventuró a entrar al fin, observando todo a su alrededor. El lugar decorado al estilo japones antiguo, como las viejas okiyas, tal como ella esperaba. Les hizo una seña a los sirvients, dandoles a demostrar que tanta formalidad era innecesaria, y luego se volvió hacia la mujer a la cual había saludado.

-El lugar es casi igual a como lo había imaginado, anque todavia no puedo emitir un veredicto final - Comentó, levemente divertida - Si usted gustara guiarme, no me perderia en estos pasillos, señorita... -

No sabía su nombre, así que decidió callar. Aquella mujer, aunque atractiva, le resultaba un poco intimidante.

Levanté mi rostro ante su gesto al igual que lo hiciero el resto de los sirvientes, no parecía una alcaldesa, realmente la dama era mucho más amigable de lo que llegó a imaginar.

-Por supuesto que no Chezire-sama, apenas esta en la entrada tenemos mucho que mostrarle...

Me acerqué a ella apagando antes mi pipa y metiendola en el obi.

-¿Le parece si primero le doy una "visita guiada"? Por nuestra casa- Sonreí - Después de eso me encantará darle a probar todas las delicias que preparamos aquí...

- Me parece una excelente idea lo de la visita... Asi podria terminar mñas rapido, ahorrando el tiempo de los pasillos sin salida... - comentó.

Le hizo una seña a los sirvientes para que le dejaran a solas con su interlocutora, y, cuando estos cumplieron, se volteó hacia ella.

- En ese caso, ¿Que le parece si comenzamos con la visita? - dijo, sonriendole.

-Con lo que usted quiera comenzar mi señora...

Nuevamente incliné la cabeza ante sus ordenes, miré a mis sirvientes indicandoles con unas miradas prepararan todo para cuando la visita terminara. Acto seguido miré a la joven con una sonrisa pidiendole me siguiera.

-Por aquí Chezire-sama...como puedo haber notado ya, este es nuestro recibidor, me gusta mantener todo limpio y lleno siempre de inciensos o velas aromatizantes, le da cierta...llamemosle "atmósfera" al lugar...

Continué caminando sin perder de vista sus ojos.

-En esta parte de aqui tenemos varias salas contiguas, servimos sake y bocadillos a los clientes, a veces suelen rentar una sala entera para fiestas...pero siempre evitó tener gente aquí cuando estan cayendose de ebrios, le da mal aspecto a nuestro establecimiento...después de todo, no somos...usted sabe, "rameras"...

Abrí las puertas por donde pasabamos mostrandole cada una de las habitaciones, el tapizado y en general todo el arreglo que era completamente diferente en cada sala.

Escuchaba con suma atencion todo lo que la otra le decía, tomando notas mentales de alguna que otra cosa que le parecía de importancia. Realmente todo aquello le parecía impresionante.

- Ojalá hubiera sacado tiempo antes para venir a visitarles - Comentó ella, observando todo - Resulta ser un lugar realmente acogedor.

Siguió a su interlocutora, observando las decoraciones y aspirando el aroma de las escencias de los inciencios, el cual resultaba atrayente y embriagante.

- ¿Y no tiene alguna sala que tenga vista al jardin? - Preguntó.

- Si, entiendo... supongo que debe seer muy molesto...

Escuchó el comentario de las habitaciones, lo que hizo que sus mejillas se sonrojaran levemente sin motivo aparente. Escuchó el comentario del sake, con lo que se apresuró a contestarle.

- Entonces que venga el sake - le animó - Después podemos subir a ver las habitaciones...

Tomó asiento lo mas cerca que pudo de la puerta corrediza, observando los rayos de luna que bañaban la habitación, dandole una aspecto ilusorio mientras el sonrojo desaparecía. Luego, no queriendo ser descortez con su anfitriona, se volvió mirandole agradecida.

- Me sentiria muy agradecida si usted me acompañara a beber... - Le expresó, sonriendole con gracilidad.

Haciendo señas a mis sirvientes para que trajeran todo lo preparado por la tarde con tanto esmero para la
alcaldesa.

-Sentarme con usted? ^^ Claro, si usted me lo permite

Le sonreí acercandome hacia donde se encontraba Chezire sentandome con delicadeza de no arruinar el kimono, mientras los empleados trían una pequeña mesa donde estaba ella y le servían de todo un poco, dejando los demás platos para disposición tardía.

- Usted primero, por favor...

Señale los platos ortesmente esperando a que ella comiera y bebiera primero.

Observó como los sirvientes traian todo moviendo su cola de manera lenta e hipnótica, a la vez que su anfitriona tomaba asiento junto con ella. Cuando todo estuvo dispuesto, tomó el vaso de sake, dandole un ligero sorbo.

- Esta realmente delicioso - le felicitó.

Tomó uno de los bocadillos, degustandolo mientras estudiaba las vestimentas de su interlocutora; un hermoso kimono con dibujos de dragones, un coller con una luena nueva, todo sobre la nivea piel y el cabello oscuro que hacía juego. Realmente ella sabía como hacer su trabajo. Al pensar en esto, bajó la mirada, levemente apenada.

- Como me gustaria tener un kimono tan hermoso como el que usted usa - dijo, intentando que no se notara su desvario - Lastima que en mi época solo usaban esta clase de vestidos...

Señaló el que ella usaba, el cual era morado, con hombros descubiertos, ceñido al torso, con la falda que caia y unos guantes blancos que hacían juego, los cuales empezó a quitarse en ese momento con gsto distraido.

Dirijo mi mirada, sonriendo con el vaso en mi boca sostenido por la palma de mi otra mano.

-Le gusto? es el mejor de Murashiki, es una reserva especial para personas de su importancia.

Deje mi vaso en la pequeña mesita para mriar rapidamente al jardín escuchando sus comentarios para despue smirarle de nuevo.

- Mi kimono? jaja...- Recordé el regalo, hice unas señas a mis sirvientes para que me trajeran algo y devolví mi atención a la alcaldesa- Pero sus ropas son encantadoras, aunque no hay nada mas comodo que un kimono, siempr elo he pensado así...

- ¿Usted lo cree asi? - Dijo, escuchando el comentario sobre el vestido - Siempre he pensado que este tipo de trajes son un poco sobrecargados - Al decir esto, soltó una risilla - Suerte que solo lo uso para ocasiones importantes...

No le pasó desapercibida la seña que su interlocutora le hizo a los sirvientes, sin embargo, decidió hacerse la desentendida. Terminó de quitarse los guantes, dejandolos en el suelo a su lado, revelanto unas manos tersas perfectamente cuidadas, de uñas largas color violeta. Tomó el vaso de sake y bebió un poco más, antes de dejarlo en la mesa y dirigirse a su interlocutora.

- Se que tal vez suene una tonteria... - comenzó - Pero desde que llegué no he tenido la oportunidad de saber su nombre, a pesar de que usted conoce el mio perfectamente - Le sonrio - ¿Me podría decir cual es su nombre? ^^

-Le asienta perfectamente, señora

Observè sus gestos, asintiendo a su pregutna con la cabeza mientras bebía un poco más.

-Ichihara Yuuko ^^

Le sonreí inclinado mi cabeza, cuando los sirivientes llegaron con un par de cajas.

-Mire, Chezire-sama, son nuestros presentes para usted en agradecimiento por su visita...dijo que le gustaba mi kimono...-tomé la caja sin cambiar mi posición y abriendo la caja que por dentro se encontraba toda empapelada con papel de china. Donde através de este s epodía apreciar las telas de un kimono violeta de gala con bordados de hilo fino- Lo encargamos especialmente para usted, esperamos que le guste...-Los sivientes abrieron las otras dos cajas de tamaño más pequeño pero que contenía un hermoso obi y adornos de crital para el cabello.

Escuchó el nombre de su anfitriono, repitiendolo mentalmente para no olvidarlo. Escuchó lo de los regalos, lo cual hizo que se emocionara.

- No debió hacerlo... - Dijo, evidentemente alagada.

Escuchó con atencion lo que decía la otra chica, mientras observaba los regalos que le habían traido; un hermoso kimono violeta, el cual era su color favorito, con el obi y los adornos de cristal para el cabello. Sencillamente hermoso.

- Es bellisimo - dijo, tomando el kimono del fondo de la caja - Espero que me siente bien - Volteó a ver a su anfitriona - ¿Podria probarmelo? - Preguntó, mirandole, evidentemente emocionada.

- ^^ Por favor!

Le señale con la mano el biombo que había en la sala para que se cambiara.

- Podemos peinarla si es su deseo, Chezire-sama y creoque el obi tendremos que ayudarle a colocarselo o se le caira a unos cuentos pasos...

- Bueno si, supongo que tiene usted razon... ^^

Se levantó, cuidadosamente, llevando el kimono en brazos hasta detras del biombo, pero, al momento de ir a provarselo, se dio cuenta de que no podría hacerlo sola.

- Señorita Yuuko, ¿Podria ayudarme? - Le dijo, con una gota en la sien - No se muy bien como ponermelo ya, que, lamentablemente, vivi en la Europa del siglo XIX, no en Japon... ^^U

Le escuché atentamente, me puse de pie lentamente para atenderla, pedí a los sirvientes se alejaran par ano incomodarla.

- Como used diga, veamos...

Le sostuve el kimono y pedí me trajeran uno rosado cerezo muy delgado.

- Bueno, primero tiene que quitarse la ropa Chezire-sama ^^U

- Claro, claro, tiene usted toda la razon...

Mientras su interlocutora le sostenía el kimono, ella procedió a quitarse el vestido, soltando primero el corsé que sostenía la parte superior del atuendo, hasta dejarlo totalmente flojo, agachando las orejas para poder sacarlo por su cabeza, dejando entrever de esta manera su cola, la cual quedaba oculta debido al traje, y la ropa interior, la cual era de un suave color rosa con encajes blancos, y realzaba su figura.

- ¿Y ahora que sigue? ¿El kimono? o.o - Preguntó, volteandose hacia Yuuko.

-Así es...

Sonreí observando disimuladamente el cuerpo de la alcaldeza, era por demás...perfecto, todo en su lugar y el color de la ropa interior acentuaba la nivea tonalidad de su piel, abrí el kimono claro poniendose en los hombros haciendo que metiera cada uno de sus brazos.

- Este tipo de kimono delgado siempre va debajo, antes, las mujeres adineradas o las geishas de alta categoria, usaban hasta doce kimonos a la vez...entre más, mejor...

Solté un pequeña risa mirandola a los ojos introduciendo mismanos bajo el kimono para hallar las cintas y anudarlas bien a su cintura.

-Ahora este...

Descolgó el kimono morado repitiendo la operación pero llevando un poco más de tiempo para sacar las mangas y acomodarlas perfectamente, tomando despuès el obi.

-Podría darse la vuelta?...en realidad tiene usted un cuerpo divino, le asentuara de maravilla, Chezire-sama

- ¿Tantos? ¿Por que tantos? o.o

Se dejó hacer docilmente por la otra chica, siguiendo todos sus movimientos con la mirada, mientras intentaba ayudarla en lo posible a ponerle el kimono. Realmente era torpe para aquellas cosas.

- Creo que tendra que ayudarme cada vez que tenga que ponerme este kimono, señorita Yuuko - Bromeó ella.

Un escalofrío recorrió la parte baja de su espalda al sentir las manos de la otra tan cerca de su cuerpo, sin embargo, se guardó bien de demostrarlo. dejó que le pusiera encima el otro kimono color violeta y luego, siguiendo sus indicaciones, le dió la espalda, sonrojandose violentamente ante su comentario.

- Gra-gracias señorita Yuuko - dijo, entrecortadamente debido al sonrojo, agradeciendo enormemente el estar de espaldas a ella en ese momento.

-En realidad no lo sé...supongo que así demostraban que podian comprarse los que quisieran =P

Dije divertida con una sonrisa terminando de ponerle aquel montón de tela.

- Cuando usted quiera, sera un placer recibirla aquí, siempre...

Tomé el obi dobaldolo como es debido, de pie detrás de ella pase la tira de tela por encima de su cabezacolocandolo después en su cintura, era de seda tambien con motivos muy bonitos y coloridos con formas muy tradicinales, hablé cerca de su oído.

- Lo ve? tiene que ir siempre a esta altura, esta es la parte más molesta de toda la indumentaria siempre se necesita por lo menos una persona más para ponerselo...

Sonrió apretandolo a su espalda haciendo un nudo sencillo, no un moño, ya que Chezire aún era joven.

- Perfecto, le queda hermoso! Con un bello peinado, todo estaría en su lugar, pero creo que sería muy suntuoso por el momento...

Tomé uno de lo sarreglos para el cabello y lo coloqu´´e en uno de sus colistas de caballo,

Escuchó lo que decía su interlocutora, en un intento de calmarse, sonriendo al escuchar lo de la bienvenida, sin embargo, aquello no le valió de nada, ay que, al sentirle hablar cerca de su oido, el calido aliento en ese lugar le provocó el mismo cosquilleo y el mismo sonrojo de hacía pocos minutos.

- Si... Su-supongo que usted tiene razon... Es usted la que sabe...

Decidió mantenerse callada, por su bien, antes de decir algo estupido. ¿Porq qué se estaba comportando de aquella manera? Ni ella misma lo sabía. Se sonrojó levemente al escuchar lo hermoso que le quedaba el kimono y, al sentir que había termiado, se volteó, sonriendole, con las mejillas aun levemente sonrojadas.

- Bien, supongo que esto es lo mejor que puede hacerse por ahora... Arigatou señorita Yuuko... - Dijo, con una leve inclinacionde cabeza, antes de mirarla de nuevo, sonriente.

Le sonreí asintiendo.

-Claro, le luce d emaravilla, como guante!

Caminé hacia donde bebiamos y le señale la mesita.

-Aunque no comprendo, ¿Porque siendo tan joven es alcaldeza?

Pregunteé curiosa notando su sonrojo, seguramente era el sake.