Preparativos para la Boda xD

- ¿"qué forma"? ¿"queé forma"? - susurró malhumorado, alisandose la sotana, en la cintura luego de que se hincara Refunfuñó de mala gana ya acostumbrandose a que le quitaran sus bellos audífonos sin siquiera preguntarle. Se remangó las mangas dedicandole una mirada fulminante. Antes de hablar.

- No puedo vestirme si no ha empezado, son ropas especiales...y ¿porqué tengo que buscar lo yo? no se casará conmigo...ja, hay que ver...-espetó a la dama, girandose para alejarse de aquella a la brevedad, por dios, ni en la iglesia sabían cubrirse, malditos seres del averno. Y luego casar a esos dos ¡virgen María! ¡a que se casaban si ya estaban más tocados que crucifijo en semana santa...pensaba enfurecido sin saber ciencia cierta de qué, cuando la pequeña chica de nuevo la sintió pegarsele al cuerpo, volteó a verla con ojos como platos. - Seguro que si...-le tomó de los hombros alejandola sonrojado y sin verla. - ...pero si con ese tipo no acabría nunca con usted tampoco...preferí omitir la confesión, una perdida de tiempo para seres de su calaña, señorita...¬¬ -Puntualizó sonrojado.

- No lo es...esta usted...fallecida...-Dijo con voz ahogada de molestia arqueando una ceja y mirando a otro lado. Forcejeando con ella cuando le retiró las propias manos de sus hombros, tratando de ocntactarle la mirada cuando siguió hablando con esa expresión inocente que le enterneció y creyó verle una chispa de buenas intenciones.

- Hija...puedes salvar tu pérfida alma si lo deseas de verdad... cuentame tus dolencias...-Le dijo condescendiente, tocandole la cabeza con sonrisa afable cuando el sueño se destruyó y ambos montículos se empezaron a frotar en su pecho, cosa que le necendió el rostro dejandolo con el rostro ne blanco de susto, dando un salto hacia atrás. - Ahh!...es usted un demonio, alejese de mí!!...-Le dijo mostrandole la cruz. ¿qué hacía su pobre alma para ser la burla de todos? -...Dios...vayase...estaba ocupada ¿no?...argh, siempre es lo mismo ¬¬

Frunció el seño mirandole con plena desconfianza. -...ya le dije, señorita que usted ya no tiene salvación...-le recordó mientras aquella criatura de las profundidades le halaba al cubil del confesionarios con sus delicadas extremiades lascivas surgidos de la mismisima lujuria de Hades. Se aclaró la voz para recriminarle que volviera a sus tareas pero entonces le habló de aquella forma que pensó sincera y le enterneció la punto de hacerle sentir culpable.

-...esta bien esta bien...-se apresuró a consolar. - le ayudaré en todo lo que esté en mis manos, oveja perdida...-le dijo subiendo los últimos escalones. A su parecer a la rubia se le había ocurrido un mal momento para redimirse estando la ceremonia tan cerca, pero Dios no podía esperar a recuperar esa alma así que le aceptó señalandole un lado de un cubil. - Usted debe sntarse ahi ¿de acuerdo? yo voy del otro lado, supongo que ya lo sabe....

- Te aseguro que eso no pasará, hija...-Le aseguró tranquilo, girandose para entrar a su asiento y colocandose los audífonos de nuevo, bajando la vista y sacando su rosario del bolsillo y persignarse ceremoniosamente.
Pero entonces la otra se le fue encima hacinedole caer precipitado en su asiento, golpeandose en la parte trasera de la cabeza.- o_o!! h-hija...-exclamó, tocandole la cabeza y tragando saliva pobre! su ama debía estar tan cochambrosaque l apobre no podía calmar su llanto y desesperación. Por lo menos sabía que su alma iluminado. - ya, tranquila hija...tu alma sanará, Dios perdona...-Le dijo consolador, sonriendole a pesar de la presión en sus rodillas y el estrecho espacio tan acalorado.

- Claro que sí...nuestro señor es misericordioso...-Le dijo condescendiente, acariciando sus mechones dorados notando como aquel abrazo iba subiendo, hasta su cintura lo cual le hizo mirarle con cada de prevención...

- Por eso...ehm...creo que debería irse a su lado del confesionario, hija mía...-recomendó el cura, contrayendose y emoujando su hombro con un nuevo sonrojo cuando sintió aquellos roces cercanos a sus zonas comprometedoras, que aunque ya no fueran virginales seguían siendo puras...al menos para él.

- Pues...uhm, podríamos...-se acalró la voz con un tosido- debes decirme cuales son...ó_ò - le recordó. - entonces podré decirte tu penitencia para que nuestro santo señor te otorgue el perdón...-dijo tratando de recuperar su calma.

- Así es...debo saberlo, para darte una penitencia, dependiendo de la gravedad de tus pecados, hija ^^...-trató de sonreirle ayudando a quitarle las lágrimas escuchando a lo lejos la musiquita de sus audifonos pendiendo sobre su pecho. - Claro, no hay nada que el señor no perdone a un buen siervo arrepentido...

Sonrió cálido, mirandole con alivio alejarse, sintiendo sus exuberancias contra el cuerpo pero supo que no eran intencionales al percibir ese tierno abrazo propio del pecador en busca del perdón.

- ¿En serio? - Le cuestionó efusivo, arrepintiendose de haber pensado tan mal de la joven que al parecer no era tan diabólica como pensó. Habla, yo escucharé tus palabras...-Dijo acariciando paternalmente su espalda cuando una de la smanos ajenas fue perdiendose en rumbos desconocidos lo cual le hizo fruncir el seño pero, decidido a creer en la pureza de la dama pensó que era un incidente casual por lo que cerró las piernas. - Hija...deberias ir a tu lado del cubil...

Con cara de irremedio le contempló acpetando a la chica sobre su regazo, aunque su seño se mantenía levemente fruncido pero aquella posición y situación le trajeron regresiones de aquella bestia encarnación de Asmodeo que había irrumpido su paz y que hacia llamarse Pico. Suspiró sonrojado cerrando los ojos y luego abriendolos para ver a la dama a los ojos y escuchar sus confesiones. Aunque un ligero estremecimiento le recorrió con su aliento, oh pobrecita seguía sollozando, constantemente le palmaba sconcoladoramente un hombros.

- ¿Un ratón?...oh, hija pero eras una niña, todos hemos matado algún ratón. No digo que sea bueno porque es una criatura del señor pero, no es tan malo. Un padre nuestro, estará bien. - Le absolvió persignandola poniendose nerviosoa ante aquellos movimientos que supuso de igual forma indiscriminados. - ¡Santo niño! ¿Porqué hiciste eso? ¿Sabes que la ira se paga con el desmenbramineto en el infierno, hija? ò.ó -Le regañó sin percatarse de lo último.- ¿qué pasó después?

Echó la cabeza a un lado, evitando el contacto d ela dama en el cuerpo porpio a toda costa, empujandole suavemente por los hombros, y contrayendo la zona de la cadera para evitar los ya más que evidentes movimientos sobre su hombría que para su desgracia y por los ataques del mismo diablos se había vuelto irremediablemente sensible.

- La...la lujuria, es un pecado muy grave, hija mía...- Dijo queriendo hacerse pasar por firme, llevandose una mano al cuello d ela sotana para volverlo a cerrar.

- Ya...ya te dije quesi lo hará, debes estar arrepentida y dejar que el señor te acune entre susu brazos misericordiosos...ahora, eh...¿creo que es to...todo verdad?

Una vez por un fugaz instante creyó en las buenas intenciones de la dama cuando le beso las manos. Incidentes, esos movimientos eran incidentes.

- Por nada hija...nosotros estamos para ayudar a las ovejas a regresar al camino del señor, nada más...-Le dijo una vez más afable y condescendiente, volteando cuando su mirada sinpretenderlo se le escurrió al princunciado escote de la felina, sin mecionar su abdomen desnudo y los estrechos shorts que no dejaban demasiado a la imaginación. - Pero...se hace tan tarde y....usted me dijo que buscará al novio y que me...me...vistiera...-Le recordó, tirando de su mano paraliberarla.

- ..ah..eso..hm, son demadiados detalles...-tragó saliva enrojeciendo de la pena asandose del calor que la pesada sotana le daba, el peso de la voluptuosa dama y el estrecho lugar. - ....innecesarios...tal vez..-Un estremecimiento le recorrió el cuello con aquel soplo que le hizo tensarse de cuerpo entero, dejando caer floja la mano que le apartaba por su espalda.

Afligido le escuchó. – Pues…podría usted, venir a orar o la caridad, aunque nuestro señor detesta el chantaje…-Le dijo justificando el momento tocándose la sien con la muñeca de la otra mano, resoplándose el flequillo para ahuyentar el apabullante calor pero la otra aprovecho ese momento para abrirle la sotana, dejando descubierto su acalorado cuerpo húmedo de transpiración.

–Hi….hija, eso no…te aseguro que no…- tartamudeó notoriamente nervioso, reteniéndole por la mano que le limpiaba y mirándole a los ojos con completa vergüenza. – No hay necesidad…-Espetó acalorándose temblando con sus contactos ante la chica que para nada era de mal ver, todo lo contrario y sobre todo la primera mujer que tenía tan cerca.

– Usted tiene mucha prisa…-Jadeó, con el rostro sudado, apretando de nueva cuenta las piernas par ano terminar de evidenciarse.

-Eso es su culpa…me compensaría mucho si saliéramos de aquí ò_ó – Le reclamó, mareado del calor que en aquel minúsculo cubículo le hacía parecer un sauna.

– Deberíamos salir…y…-Jadeó doblegándose a sus toques, entrecerrando los ojos con las caricias y dando un respingo cuando los finos dedos tocaron su vientre bajo, activándola otras zonas que más de una vez había deseado no existieran.

– Alcaldesa, deje de hacer eso, por favor…-le pidió con educación cuando el cosquilleo entre sus piernas iba aumentando con cada contacto de los pechos de ella en el de él, y los rasguños delicados se le paseaban por todo el torso haciéndole enrojecer, haciendo un leve forcejeo con la dama para ponerse de pie. - Precisamente… ¿qué intenta? – farfulló mirándole con los ojos entrecerrados y una casi malograda expresión seria.