Cita con mi danna

Vestido con unos vaqueros recortados y su chaqueta celeste, esperaba en la entrada del parque a que Nate llegara.

Estaba nervioso porque era la primera vez que iba y, solo por si lkas dudas, fue mucho más temprano de lo acordado para no llegar nada en caso de perderse.

Había llegado muy puntual. No quería hacer esperar a Pico. Después de todo, era la primera vez que salían juntos. Salir juntos... Aquello sonaba tan raro, pero a la vez, tan agradable. Le divisó, parado a lo lejos. ¡Demonios! Se acercó, suponiendo que no le estaría esperando mucho rato, se acercó, disimulado, por la espalda, tapandole los ojos con suavidad, inclinandose sobre su oido.

- Te vestiste muy sexy solo para una salida - Le susurró al oido - Ahora seguro no vas a querer mi regalo.

En las manos traía las entradas y una cajita con un traje que iba a regalarle a Pico.

Esas manos que de golpe le taparon la vista lo pusieron muy nervioso pero, al darse cuenta de que eran las de Nate, sonrió y suspiró aliviado.

Estaba algo tenso porque nunca habia estado afuera por su cuenta y, sumado al hecho de que solia perderse constantemente, pues... Demo, Nate estaba ahí y se sentía seguro a su lado, estaba convencido de que él no dejaría que nada le pasara y eso le aliviava mucho.

Se sonrojó ante su comentario.

-Ah.... Gomen, ¿hice mal en vestirme asi? Tengo poca ropa y es lo más lindo que encontré -tomo las manos del mayor, retirandolas suavemente de su vista para poder mirarlo y dedicarle una sonrisa avergonzada. No era facil admitir que casi toda su ropa eran yukatas para trabajar- ¿Regalo? ¿Me trajiste un regalo? ¿De veras? *___*

Ilusionado, le miró con los ojitos brillantes esperando su regalo. Despues de todo, nunca habia recibido uno.

- No te preocupes. Así te ves perfecto - Dijo, devolviendole la sonrisa.

Al ver lo emocionado que se había puesto ante la mensión de su regalo, no pudo evitar reirse un poco. Después de todo, a veces Pico actuaba como un niño pequeño. Le señaló travieso, las entradas que tenía en la mano, mientras le entregaba la cajita con el regalo que había traido para él.

- Espero que te guste n_n

La cajita era larga y delagada, forrada con un papel claro y un lazo azul en el centro. Dentro había un traje de shorts azul celeste, con una camisa color claro y una chaqueta blanca con capucha que tenía orejas de oso polar. Lo había hecho especialmente para él. Esperaba que le gustara.

-¿De... verdad?

pregunto con una tierna sonrisa, enroscando los dedos de las manos con un dejo de verguenza. Miro las entradas y el regalo con ojitos brillantes ¡Iba a entrar a un parque de diversiones y tendria un regalo! ¡Siiii!

Tomo erl paquete con ambas manitos, sentandose en el piso y apoyandolo sobre sus muslos para abrirlo.

-¡¡Muchas gracias!! ^///^ -exclamo con una gran sonrisa, desatando la cinta y desenvolviendolo cuidadosamente para guardar el envoltorio como recuerdo mde su primer regalo.

Al abrirlo, miro la ropa boquiabierto y se atrevió a tocar la chaqueta hasta el punto de sostenerla delante de sus ojos como si no fuera algo real o estuviera echa de oro.

-Esto... -farfullo, pestañeando varias veces por la impresion. Nunca habia visto ropa tan linda- ¿Esto es para mi? ¿En serio?

Le observó desenvolver el paquete con evidente rapidez. Parecía emocionado. La verdad ese día al llegar a la tienda temprano había ido de inmediato a buscar entre los diseños algo que llevarle al rubio. Extrañamente se sintió nervioso cuando lo vió. Esperaba que le gustara. Al ver la expresión que su rostro adoptó al ver la ropa, sonrió ampliamente.

- ¡Claro que es para ti, tontito! - Dijo, guiñandole un ojo - ¿Te gusta? - Preguntó, espectante.

Desvió la vista por un momento hacia el parque. Las filas no eran muy largas, así que podía tomarse todo el tiempo que quisiera. Volvió la mirada al rubio, esperando su respuesta.

- Si quieres puede ponertela- Sugirió.

-¿Gustarme?

Si bien habia enrojecido por el guiño, no se dio cuenta porque estaba demasiado contento como para reparar en eso. Apretujó la chaqueta contra su pecho, abrazandola como si fuera un tesoro. Un regalo... Nate le habia hecho un regalo y era SUYO, nadie más que él podía usarlo; tal vez hubiera más chaquetas así pero ninguna seria tan linda como esa que su danna le entregó.

-¡Me encanta! -dijo, y se quito enseguida la que traia encimka sin importarle que le vieran, poniendose la nueva- Es preciosa... yo... no se qué decirte.

Acaricio tentativamente la tela de la chaqueta... Era tan linda, y solo suya. Y Nate la habia hecho con sus manos. Lo miro desde donde estaba y, sintiendo que una profunda alegria le embargaba, lo abrazo con fuerza dandole un beso en los labios.

-Muchas gracias.

Al ver como observaba el regalo con ojos emocionados, sonrió. En cuanto se inclinó a abrazar la chaqueta, no tardó mucho tiempo antes de que se quitara la que usaba para ponersela. Nate miró alrededor. Algunos hombres se habían quedado viendo al rubio. Menos mal que ahora era solo SUYO.

- Me alegra que te guste n_n

Al escucharle tartarmudear, se inclinó sobre su hombro para entender lo que decía, justo a tiempo para recibir el abrazo y el impulsivo beso de parte del menor. Lo correspondió con gusto, dejando, al separarle, aquel delicioso rubor en las mejillas ajenas. Le tendió una mano para que se pusiera en pie, como todo un caballero.

- No tienes que darme las gracias - Musitó, para luego preguntar - ¿Entramos ya?

Todavia algo sonrojado por el beso, y alzando la capucha de la chaqueta para tener las orejitas panda puestas, tomó la mano de Nate entrelazando los dedos.

-Si! -exclamó, entrando al parque.

No prestó mucha atencion a todo el tramite de las entradas, pues estaba demasiado ocupado mirando todo los juegos y puestos de comida o tiro al blanco. Era enorme, nunca habia estado en un lugar así y menos habiendo tanta gente. Por impulso, se abrazo a Nate sintiendose algo intimidado hasta sentir un aroma dulzon en el aire.

-¿Mh? -siguio el aroma hasta llegar a un puesto de palomitas. Se acerco lo suficiente como para ver a un par saltar y el susto lo hizo saltar hacia atras- oh! que es eso, Nate?

Al ver lo emocionado que estaba, rápidamente lo llevó a la entrada, donde, luego de entregarle los bolestos a los recepcionistas del parque, les colocaron a cada uno una banda de color en la muñeca antes de dejarlos pasar. Le llevó caminando por entre los puestos mientras observaba su rostro emocionado, hasta que le arrastró hasta el puesto de palomitas. Sonrió, divertido, al notar su curiosidad.

- ¿Eso? Son palomitas - Dijo, animado - ¿Quieres unas?

No había terminado de cir la frase cuando le pidió al vendedor un paquete, el lo sirvió y se lo entregó al chico pelinegro, luego el pagó y se lo entregó al rubio.

- Estan cubiertas de mantequilla y sal. Son sabrosas cuando estan calientitas, pero frias son un asco - Dijo, haciendo una mueca, para luego reir de nuevo.

Habia abierto la boca para responderle a su danna cuando éste compro un paquete de esas cositas blancas que saltaban antes de poder decir nada. Le sonrió a Nate aunque no entendió bien a qué se referia y tomó una de las palomitas con cierta duda.

-¿Esto se come? -no se lo podia creer y mucho menos que tuviera buen sabor. Aun asi, Nate se las habia comprado asique se la comio sin chistar encontrandose con que de verdad sabian bien- Mmhh...

Pronto comenzo a comer otra, y otra, y otra, hasta llevarse de a puñaditos a la boca manchandose los labios y la barbilla. ¡Diablos que estaba rico! Miro a Nate y le entregó la bolsa relamiendose los labios al darse cuenta de que se estaba comportando de forma muy grosera segun las enseñanzas de la okiya.

-¿quieres? -no podia ser tan maleducado con su danna. Miró hacia su costado y vio otro puesto de palomitas pero dulces, cubiertas de caramelo. Tambien vendian manzanas con caramelo y palomitas encima, helado con jarabe de fresa y nata, galletitas, tabletas de chocolate y habia varios juegos donde el premio eran peluches muy bonitos.

-Ammh... -jadeo, mirando toda esa comida nueva. En la Okiya, solo podia comer a horarios fijos y no le dejaban ingerir dulces- Hay demasiadas cosas ricas aqui *¬*

- Pues si. Hay mucha gente a la que le gustan. Pero yo a mi no me gustan demasiado. Solo un poco de vez en cuando - Al ver como el otro le ofrecía, le hizo un gesto - No quiero, gracias.

Siguieron caminando a través de los callejones y la multitud. Los puestos estaban llenos de golosinas, algodones de azucar, manzanas y palomitas con caramelo, y muchos juegos con premios interesantes. Al ver a Pico observar todo aquello emocionado, sonrió. Se veía tan diferente que allá, apresado en la okiya. Debía sacarlo a pasear más seguido. Se detuvo al ver su mirada, como queriendo abarcar todo en tan poco tiempo.

- ¿Quieres algo? - Preguntó, con amabilidad - Puedo comprarte otro dulce si quieres, y les dejamos las palomitas a las aves que estan allá - Señaló a los animalitos, picoteando alrededor de las bancas y la gente - ¿O acaso quieres uno de esos peluches? - Intuyó.

-Hummm... -hizo pucheros, llevandose el pulgar a la boca como si pensara y miro las palomitas de reojo. Estaban ricas y no quería darselas a las palomas... pero por otro lado, Nate podia comprarle más si se lo pedia aunque no queria abusarse.

Tomo un puñado y se las llevó a la boca, tirandole el resto a las palomas con cara de estar cometiendo un pecado y señalo las manzanas acarameladas con una mano y los peluches con la otra.

-¿Puedo...? -pidio, con carita de cordero degollado- ¿Puedo tener ambos? Por favor.

Observó como le tiraba las palomitas a las aves, evidentemente traumado y, al parecer un poco decpcionado, pero rápidamente su semblante cambió a una espectante, con ojos brillantes, cuando hizo aquella pregunta. No pudo evitar sonreir, divertido.

- Seguro - Respondio - Pero debes cuidar muy bien ese peluche y no lo pierdas en los juegos, ¿de acuerdo? - Pidió.

Se acercó al vendedor y le pidió una manzana acaramela, la cual entregó al rubio, y luego se acercó a los juegos. Se asomó en el primero que encontró. Consistía en tratar de explotar globos llenos de pintura con dardos puntiagudos. Lo intentó varias veces, manchandose un poco de pintura cada vez que acertaba, hasta que finalmente lo consiguió. Se volteó hacia el rubio, riendo divertido y con algunas manchas de pintura en su piel bronceada.

- Bien, escoge cual es el que quieres - Ofreció.

-¡Si! -exclamo, dando un saltito sin darse cuenta- Lo cuidaré mucho y no lo perdere y dormira conmigo todas las noches!

Ilucionadisimo, tomo la manzana y le dio un buen mordizco, saboreando el dulce del caramelo y las palomitas que la cubrian mientras veia a Nate lanzar dardos. Se lo veia guapo asi, sonriendo de esa manera, manchandose de pintura... Sacudio la cabeza, sonrojandose un poco y le sonrio con toda dulzura acercandose al puesto para escojer uno.

-Hummm... a ver... -un gatito de peluche negro le hizo un guiño y lo señalo con el dedo- ¡Ese! ese, ese, ese!

El dueño del juego le entrego el gato con una sonrisa. pico lo abrazo contra su pecho y lo metio dentro de su chaqueta para que no se le perdiera.

-Muchas gracias Nate -dijo, tomandole la mano con una gran sonrisa- Lo llamaré Kuroneko ^^

- No tienes que agradecermelo - Dijo, sonriendole, mientras le despeinaba el cabello - Si te gusta, vale la pena el esfuerzo - Sentenció.

Tomó su mano, siguiendo a través de los abarrotados puestos llenos de egente, dulces,y huegos diversos hasta llegar al area de los juegos mecanicos. Entre los caminos se alzabana, imponenetes, aquellas estructuras de metal que giraban vertiginosamente y se movían con rapidez; la montaña rusa, el carrusel, la rueda de la fortuna, la casa del terror, las carreras de autos, todo resultaba increiblemente emocionante, haciendo pasar por sus venas la adrenalina de solo pensarlo. Volteó a mirarle, observandole con el peluche en brazos.

- ¿Quieres subir a uno? - Preguntó, y luego recordó - ¿Y por que ese nombre? - Inquirió, divertido.

Pico permanecia ido en su mundo, siguiendo Nate lleno de felicidad. Nunca le habian regalado ni comprando tantas cosas ricas. Tal vez su sabor se debia a que Nate fue quien se las compro.

Pero, al ver esos enormes juegos mecanicos, quedo en una sola pieza completamente estatico y boquiabierto; maravillado hasta la ultima fibra. ¡Eran enormes! Y todos se veian divertidos, lindos pero a la vez peligrosos. La cosa esa echa en el aire que parecia una serpiente de metal con un carro yendole en laespalda a toda velocidad le dio miedo y en concecuencia apretó la mano de Nate, pero el carrusel lo hizo reirse.

-Nunca he subido a un juego... Me da algo de miedo. ¿Te quedaras conmigo, verdad?

- Seguro - Aceptó - Nos subiremos en el que tu quieras - Dijo, sonriendole.

Sintiendo como le apretaba de la mano más fuerte, comenzaron a camianr por los senderos que bordeaban las enormes atracciones mecanicas. Podía sentir su emoción, casi como si fuera un perfume flotando en el aire. Si nunca había venido al parque de diversiones, lo mejor era empezar con algo suave o se asustaría. Le miró, agachandose para estar a su altura, y luego quitar los mechones de su frente para besarle.

- ¿A cual quieres subir primero? - Preguntó, afable.

Pico sonrio.

-Gracias Nate. Etto... -poco a poco, fue abriendo un poco más los ojos a verlo agacharse. Tenerlo cara a cara enrojecio sus mejillas pero no pudo evitar sonreir con cierta ilusion ante ese beso tan tierno.

agachó la mirada tratando de ocultar su sonrisa.

-A ver... -miró el carrusel. Ese se veia seguro- Ese.

- Bien, vamos - Aceptó, sonriendole.

Volvió a erguirse, llevandole hasta el carrusel, el cual giraba lenta y armoniosamente acompañado de la melodica musica que sonaba como un arrullo para niños. Se pararon frente a el, esperando a que se detuviera. Cuando finalmente se quedó quieto, con la ayuda de su mano, le ayudó a subir. Había figuras de caballos, carrozas, pegazos, autos, y muchas otras figuras diversas.

- Escoge cual quieras - Le animó, mientras se sentaba distraidamente sobre un caballo mientras le esperaba que escogiera.

Pico admiró el enorme carrusel y no tardó en tararear la musiquita. Nate era muy caballeroso, mira que ayudarlo a subir. Miró a su alrededor buscando algun animalito que le gustara -dandole mordizcos a su manzana- y optó por un caballo.

El mismo que su danna, claro.

-Quiero subirme contigo -dijo, parandose junto a él, mirando el corcel marron de crin negra en el que estaba subido- ¿Puedo?

El armatoste era bastante grande y le costaria subir, igual queria estar cerca de él. Ya que estaban en SU salida, queria estar con SU danna todo el tiempo. Y era una buena excusa para sentir el calor y perfume que emanaba el cuerpo del mayor

- Claro, si eso es lo que quieres - Comentó, encogiendose de hombros.

Con cuidado sostuvo la manzana y el peluche que tenía el rubio, ayudandole a subir, sosteniendole por debajo de los brazos mientras le subía y le acomodó frente a él, para que pudiera agarrarse del cuello del corsel, mientras el, con cuidado, le sostenía de la cintura. Le devolvió la manzana y el peluche, sonriendole cariñosamente.

- Cuidado no vallas a caerte, ¿si? - Le recordó, mientras el carrusel empezaba a moverse. La muscia le recordaba su infancia, cuando su tía solia llevarle a aquellos lugares. una sonrisa melancolica se esbozó en sus labios.

-No te preocupes =3 -respoindio con un rintintin, escondiendo el peluche en su chaquete y sujetandose a las crines falsas del caballo mientras comia la manzana acaramelada.

Se sentia lindo estar asi con nate en esa cosa que giraba sonando musiquita. Rió cuando el caballo empezo a subir y bajar y apoyto su espalda en el pecho del mayor mirando hacia arriba.

-Esto es divertido! -chilló, mordiendo la manzana, yu se la paso.- Pruebala, esta rica y... -pero su voz se apagó, notasndo algo raro en su exprecion- ¿Te sientes mal?

- ¿eh? - Alzó la mirada notando que el rubio había notado el cambio en su expresión. Rápidamente lo desmintió, negando con su cabeza. - No es nada, no te preocupes - Le dijo - Solo... recordaba algunas cosas.

El animal de metal se movía, subía y bajaba con un ritmo lento pero constante. Para que el otro no se preocupara mas de la cuenta, le dió una mordida a la manzana. ¡Ah! Dulce caramelo. ¿Por cuanto tiempo lo había abandonado? Estiró una mano, pasandola por los labios ajenos, llenos de caramelo al igual que los suyos.

- No te preocupes por mi, ¿si? - pidió - Solo diviertete.

-Pero...

No pudo evitar suspirar y cerrar un instante los ojos al sentir la mano de Nate contra sus labios, tan calida y suave. Se obligó a si mismo a mirarle a la cara, con las mejillas rojas, lamiendo un poco del caramelo de la manzana.

-Pero... yo no me sentire contento si tu estas triste. Quiero que te diviertas tambien. ¿qué cosas recordabas?