Nuevos trajes

Finalmente llegaron a la tienda de ropa Loli~cute, así que, luego de abrir la puerta, le dió entrada libre al rubio, a su mundo de telas, cortes y diseños. Cerró la puerta tras de ellos como si la tienda estuviese cerrada. No quería que nadie los molestara. Le sonrió al rubio.

- ¿Que te parece? n_n - Le preguntó, animado

-Oooohhh!

Exclamó en un largo suspiro, admirando la tienda en todo su esplendor. Había ido antes alli, estando en pésimas condiciones, claro. Pero ahora podía admirar a la perfeccion el "Mundo de Nate", como le gustaba llamarlo.

Emocionado, corrió hacia donde estaban los maniquies y las perchas, admirando su ropa, tocándola, y a veces hasta haciendo las mismas poses que ellos en medio de un ataque de risa, brillandoles los ojos ante tanta ropa bonita.

-¡Me encanta! -chillo, saltando de un lado al otro. Comenzó a perderse entre las miles de perchas y, cuando salió, llevaba puesto un sombrero victoriano de tafetan, trayendo en manos un traje de niño casi a su medida de color rojo sangre- Esta ropa es muy rara, Nate. ¿La diseñaste tu o alguien te la pidio? -leyó un papel que tenia pegado el traje, el cual decía- "Ciel... Phan...to... mive" que nombre tan dificil =(

Esbozó una risa al verle tan visiblemente emocionado. Le siguió a traves de los pasillos llenos y llenos de ropa de todas clases, mientras le observaba hacer las poses de los maniquies con evidente diversion. En un momento lo perdió de vista, comenzando a buscarlo entre las ropas.

- ¿Pico? ¿Donde...?

Sin embargo, se quedó callado cuando lo vió salir entre las perchas con el sombrero victoriano de tafetan y el traje color sangre. Ciel... Se había olvidado por completo del chico vampiro y de sus trajes. Ojalá no viniera pronto a buscarlos, no quería que Pico lo viera.

Con su expresion livida, suavemente le quitó el traje de las manos - Si, me lo pidio alguien hace tiempo, pero aun no ha venido a buscarlo... -

Le quitó tambien el sombrero con delicadeza, y guardó el traje al fondo del estante para no verlo mas. No queria ver a Pico con ese traje puesto nunca más. El contraste entre su angelito y el chico vampiro con el que había saciado sus ganas durante tantas noches no le resultaba nada agradable, en especial porque sabía que el vampiro podía hacerle daño a su rubio si se enteraba.

- Pico... - Le susurró, agachandose a su altura, acariciandole el cabello con una mano mientras intentaba sonreirle - ¿No quieres ir a probarte otras cosas? Este no es tu estilo... - Intentó persuadirlo, para que no notara la expresion de su rostro.

Observó extrañado la transformación de las expreciones de Nate, la forma en que metia ese traje tan lindo en lo mas hondo del estante como si enterrara un recuerdo malo y las emociones que pasaban por su cara.

Sintió que había hecho algo que no debía y, a la vez, le dieron más ganas de ponerse el traje o dpreguntar quién era Ciel Phantomive. Cuando Nate se encogió para estar a su altura y le acarició la cabeza, no pudo evitar hacerle unos pucheros de decepción por el súbito cambio y por no poder ponerse el traje.

-Pero ése estaba lindo... y la tela -pero no dijo nada más. Asintió con la cabeza, agachandola como si hubiera hecho algo malo y comenzo a buscar entre las perchas algun otro traje- ¿Quién... quién es Ciel?

La verdad es que no se quería si quiera imaginar al rubio poniendose aquellos trajes, mucho menos usandolos, por lo que fingió ignorar su comentario a pesar de notar claramente su expresion decepcionada. ¿Que podía hacer? No podía decirle porque no queria que se los pusiera, asi que prefirió omitir el asunto.

En cuanto mencionó a Ciel de nuevo levantó la mirada, viendolo buscar otros trajs, aunque le observara de reojo de vez en cuando. Tomó un banco y se sentó, mirandole buscar la ropa.

- Ciel es un chico que conocí hace un tiempo, cuando recién a penas entraba en Wonderland... Digamos que fue... - ¿Como decirlo sin decirlo realmente? - Tuvimos unarelacion extraña... Pero eso ya no tiene importancia - Le aseguró.

No quería volver a recordarlo más. Le detuvo al verle revolver los trajes, mirandole esta vez mas calmo. Confiaba en que el rubio no le preguntaria mas. Se puso en pie, acercandose hasta estar a su lado, tomandole de la cintura para darle un beso. Le sonrió levemente.

- No quiero que estes triste por mi culpa, ¿si? Por favor - Pidió - Ocupate de despejar tu mente ahora, olvida lo demas. Escoge algo bonito para ponerte y diviertete un rato. Quiero verte sonreir - Musitó, besandole la frente.

Pico le miro a los ojos durante toda la explicacion, haciendo morritos con la boca. Un tierno puchero, mientras sostenía entre sus manos un trajecito de camarera que de alguna forma llegó hasta ellas.

Cuando Nate dejó de hablar, esboxó una sonrisa. Se lo veia tan apenado, tan triste, y él no quería que Nate estuviera así. Ademas, su danna... no, su pareja, solo queria divertirle y que se sintiera bien por lo que, esbozando su mejor sonrisa, decidio olvidar todo el asunto del traje... Aunque habia pispeado uno y lo escondió entre las ropas que habia tomado, sólo para probarselo sin que Nate le viera.

-¡Sí! -exclamó, sonriendole, estirandose para darle un beso en la boca- Me voy a divertir mucho aqui contigo. ¡Me encanta toda tu ropa! -lo mejor era no mencionar a Ciel nunca más- Voy a ponerme éste -dijo, tomando un traje antes de que Nate pudiera verlo y se fue corriendo a los probadores, al salir, tenia puesto un traje de conejito compuesto por pantaloncitos cortos y top echos con peluche, zapatos y guantes grandotes con forma de pata de conejo, un moño al cuello y las orejitas- ¿Estoy lindo?

Soltó una risita al ver al rubio casi huir corriendo con un traje en la mano. ¿Que habria tomado? Esperaba que algo bueno. Le siguió hasta los probadores, aunque no con la misma prisa, para dejarlo que se cambiara, sentandose frente a la cortina oscura que le impedia ver su silueta. En cuanto salió, le miró visiblemente sorprendido ante el traje que habia escogido.

- ¿L-lindo? Pues creo que es decir poco... - Admitió, observandole.

Le tomó de la cintura con impulsividad, haciendolo acercarse a el, sentandolo en sus piernas. Le besó el cuello, las mejillas, la nariz y luego los labios, todo con lentitud y ternura. Al separarse le sonrió.

- No hay nada que sea mas lindo en todo Wonderland - Le aseguró - Te ves definitivamente adorable... Como un pequeño conejito n_n

Sonrió de oreja a oreja, coloreandosele las mejillas con ese abrazo inesperado que correspondió rodeandole el pecho con sus brazos, dejandose besar con suma alegría.

Le encantaba cuando >Nate le besaba así, cuando lo abrazaba, cuando le decía que era lindo y adorable.

-¿Soy lo más lindo de todo Wonderland? -repitió, sonrojandose de placer ante sus palabras- Yo quiero ser el más lindo para tí... Entonces, ¿soy tu conejito? o.ò

- Eso no puede ser... Desde que te vi, ya eras lo mas lindo que ha sido mio... - Le sonrió, acariciando sus mechones rubios - Y claro, eres mi lindo y muy adorable y atrevido conejo...

Volvió a besarle la mejilla, la nariz y los labios con picardía. Definitivamente, cuando hizo ese traje no pensaba en nada en específico, pero ahora que se lo veía puesto, parecía haber sido confeccionado especialmente para él. Sonríó, besandole de nuevo los labios con suavidad.

- ¿Y si te pruebas otra cosa? - Sugirió, con dulsura - Aunque he de admitir que ese traje te queda muuuy bien, pero quiero ver que tal te vez con otro traje puesto - Pidió, con suavidad.

-Sólo quiero ser lo más lindo para tí...

Dijo con una sonrisa pícara y a la vez algo tímida, agachando la mirada con la cara roja. Bamboleó las piernas sentado sobre Nate, haciendo circulos con un dedo sobre su propio muslo. Se sentía cómodo en todos los trajes que Nate confeccionaba, aunque fueran raros incluso. Por eso, cuando le dijo de probarse otra cosa, le dio un beso en la nariz y asintió con la cabeza, tomando otro trajes que le hizo señas desde un perchero.

-Voy a probarme éste -exclamó en voz alta, metiendose al probador. No tardo mucho y salió con un adorable traje de marinerito blanco y azul- ¿Y? ¿que tal?

-Ve a probartelo entonces n_n - Le animó, sonriendole.

Le dejó bajar de encima de el, para que fuera a probarse el otro traje, mientras el continuaba sentado en la silla, silbando distraidamente una melodia mientras esperaba que el otro se cambiara. En cuanto salió del probador, le echó un silvido, mientras se ponia en pie para hacerle girar con su mano.

- Bien... Te queda muy lindo el traje - Le halagó - Aunque a mi parecer te veías mejor con el de conejo, este no te sienta nada mal tampoco - Dijo, guiandolo hasta el espejo para que se viera con el traje puesto.

-¿E-en serio? n/////n

Halagado por el cumplido, Pico no dudó en dar la vueltita para él e incluso posar, mirándose en el espejo al que le sacaba la lengua de manera juguetona.

-A mi me gustan ambos! -exclamó, contento de la vida y dando algun que otro saltito. Dio la vuelta para darle un beso a Nate e ir de nuevo a los probadores. Tenía un traje al estilo chino de seda, pero, aprovechandon que Nate no le podía ver en el probador, sacó el traje que habia escondido entre los que tomó: Era de una tela rara de color azul francia, con tul negro, encajes, y quien sabe qué más. Zapatos, pantaloncillos cortos, camisa, chaleco, levita, moño, sombrero, esas eran partes de las piezas que formaban el traje.

Se parecía al de el tal Ciel... eso pensaba Pico. No se habia dado cuenta que el papelito que decía "Ciel" se había caído al piso. Se miró a sí mismo en el espejo, gustandole como se veia, y se dijo a sí mismo que mejor se cambiaba o Nate se enfadaría. Pensaba ponerse un traje de colegiala.

Recibió su beso y le dejó irse al probador, no pudiendo evitar esbozar una sonrisa, yendo a sentarse de nueva cuenta en la silla. Apoyó los brazos en el espaldar y recostó la cabeza de manera distraida, cerrando los ojos. Se le hacía lindo verlo con todos aquellos trajes, pero recordar la presencia de Ciel en su vida le había amargado el momento.

Se encontraba parpadeando con fastidio, cuando notó un pequeño trozo de papel se había deslizado desde dentro del probador. Seguramente sería la etiqueta del traje que Pico se estaba poniendo. ¿Que estaría usando? Se puso en pie y se inclinó para recogerla, encontrandose con el nombre del chico vampiro escrito en las mismas letras góticas que había dejado. Sin pensarlo siquiera, descorrió la cortina del probador, encontrandose con Pico vestido con aquel traje azul francia, con los encajes y demás.

Dio un paso hacia atras, sorprendido. Creyó que no lo haría, pero bien se dió cuenta que se había equivocado. Sin decir nada, cerró los ojos con fuerza y volvió a cerrar la cortina, dandole la espalda al probador. Con aquel traje puesto le había recordado tanto a Ciel, que de haber tenido el cabello oscuro lo hubiera confundido con el vampiro y aquello no le gustó. No quería que su hermoso ángel tuviera nada que ver con ese pasado suyo. Por lo que le dió la espalda al probador y se perdió entre los pasillos de la tienda. No podía culparlo, pero tampoco quería molestarse con él, por lo que necesitaba calmarse.

Se veia bien en ese traje y le gustaba mucho como le quedaba, estaba por quitarselo cuando la cortina se hizo a un lado y vió el rostro livido de Nate a travez del espejo que cubria la pared del probador.

-¡Ah! -grito, dandose la vuelta, pero enseguida su pareja se habia ido- Nate?

Lo vio perderse entre la ropa, sintiendose mal por no haberle hecho caso. Pero es que le habia dado tanta curiosidad, tantas ganas de ponerse ese traje, que no pudo evitarlo. Tenia que ir a buscarlo.

"Pero... si me ve con esto puesto se enfadará"

Tomó lo primero que encontró, y se lo puso, unos sortcitos cortos con algo de peluche en la parte baja, una especie de camisola blanca con alitad cosidas detras y una aureola. Un angelito,. se habia convertido en un angelito. Guardo la levita y salio en busca de Nate, a travez de laberinto de ropa.

A pesar de todo, no se alejó demasiado del probador, y al llegar a algun pasillo que nunca supo cual fue, se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas al estilo indio, apoyando la cabeza entre las manos. ¿Por que dejaba que cosas como esa le afectaran tanto? ¿Seria porque se lo estaba ocultando al rubio? Tal vez... Pero tampoco podía decirselo, ¿O si? No, esa tampoco era una opcion. Sería otro secreto que nunca le diría.

Recostó la cabeza hacia atras, sintiendo la textura de la seda y los tules de la ropa, le calmaba. Se sentía tranquilo rodeado de sus trajes y telas. El rubio también le hacía sentir así, pero sino dejaba de ser tan impulsivo lo perdería.

Le vió desplazarse entre los pasillos. No lo llamó, pero tampoco se ocultó. Simplemente se quedó tranquilo. Ni siquiera estaba seguro si era el, o alguna otra cosa... le había parecido ver unas alas, pero no estaba seguro. Soltó un suspiro y se quedó quieto. Debía dejar de darle tanta importancia al asunto.

Siguio buscando un rato entre los pasillos, pues Nate no le respondia. De seguro que estaba enojado y ahora le diría que no queria verlo, que no lo quería más.

-Me va a dejar -dijo en voz muy baja, llenandosele los ojos de lágrimas- Lo hice enojar, se va a ir y me va a dejar.

Secandose las lagrimas, decidio seguir buscando. Al doblar una esquina lo encontro sentado en un rincon, apoyado contra las telas.

-¡Nate! -grito, corriendo hacia el... pero, asustado, se detuvo a unos pasos. ¿Y si lo dejaba en verdad? -Lo siento mucho, Nate.

Levantó la cabeza en cuanto escuchó la voz del rubio llamarle con un timbre agudo en el que percibió desesperación. Le vió correr hacia donde se encontraba, pero tambien detenerse de repente, aunque... ¿Realmente era él o solo un producto de su torturada imaginación? Porque si lo que llevaba puesto no era un traje su mente realmente le estaba jugando bromas pesadas.

Escuchó sus palabras. Soltó un suspiro y bajó la cabeza - No, es mi culpa - Musitó - No debi comportarme de esa manera, perdoname - Pidió, con voz ausente.

Levantó la mirada para observar las orbes esmeralda, observando pequeños vestigios brillantes en su rostro, ¿Lágrimas? ¿Habia estado llorando? El siquiera pensar en aquello le hizo sentir mas culpable. Se había prometido nunca hacerle daño, pero al parecer no le estaba yendo demasiado bien en su cometido. Ontentó sonreirle aunque de manera tenue.

- Lo siento - Repitió, Y asi era. Estaba realmente arrepentido.

El verlo ahí, pidiendole disculpas de esa forma, no mejoró la situación. Al menos no para Pico, que tenía más ganas de llorar y disculparse, todavía temeroso de que le dejaran... Es que, dejarlo era muy sencillo. Ya se lo habían hecho tantas veces que...

Desesperado, y con los ojos llenos de miedo, se acerco a él poniendose de rodilas para abrazarlo fuerte, escondiendo la cara en su rostro.

-Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca más voy a hacer algo que te enoje. Te lo juro, no volveré a desoberdecerte ¡Si quieres hasta me puedes castigar! Pero no te enojes... -aguantaba, no queria llorar frente a él- ¿Estas muy enojado? ¿Me... me vas a dejar? Cuando un geisho hace algo que no debe su danna lo devuelve y nunca más lo va a ver. ¿Me vas a devolver? No lo hagas, por favor.

No hizo movimiento alguno al ver que el rubio se acercaba a él, dejandole abrazarse a su cuerpo para que se tranquilizara. Sin embargo, al escucharle hablar de aquello, se asustó, por lo que instintivamente le tomó de la cintura. Con una de sus manos le tomó el mentón para poder observar su rostro. Su ojos llenos de miedo le trasmitian todo lo que el rubio sentía. Lo abrazó mas fuerte contra sí, como si aquel delicado cuerpo fuera a desvanecerse entre sus brazos.

- No estoy enojado - Le aclaró, hablando con suavidad - Y no voy a dejarte. Nunca lo haré, ya te lo había dicho, no importa lo que pase.

Le daba tanto dolor el escuchar a su rubio angelito decirle aquellas cosas, le hacía sentir tan mal. No podía si quiera las cosas que le habrían hecho a su pobre rubio para que llegara a aquel grado de remordimiento. Pero no quería que se volviera a sentir así nunca más, no quería que volviera a tener miedo.

- No tengas miedo... - Pidió, extendiendo una de sus manos para acariciar las hebras doradas, aún sin soltarlo - No te dejaré ni te voy a devolver, estamos juntos en esto... Te quiero conmigo - Susurró, con delicadeza, intentando hacer que el rubio reaccionara a sus palabras.

-Sí estas enojado...

hipó, aguantando las lagrimas con todas sus fuerzas. Tembló un poco ante las caricias, pues se había esperado el castigo que se recivía al hacer algo no debido, era la costumbre, pero no, él solo le acarició y lo hizo derramar un par de lágrimas que se ocupo en secar.

Cada palabra era un alivio y un golpe. Como recibir azotes y caramelos al mismo tiempo. Pico respiró hondo y escondió la cara en el pecho ajeno, abrazandole mucho muy fuerte.

-¿De verdad? -preguntó, alzando la vista muy despacio- Yo t quiero... no quiero separarme de ti. Haré lo que quieras, lo prometo. Seré un buen niño.

¨- Ya eres un buen niño, no tienes que prometerme nada - Le aseguró, sonriendole con sinceridad cuando levantó la mirada - Pero no quiero verte llorar más por mi culpa, ¿si? Por favor... - Pidió, alzando su mano para limpiar los restos de lágrimas de su rostro.

Le dejó que se calmara sin decirle nada más. Su tierno angelito... No era su culpa lo que pasaba, tan solo era un niño, y él estaba conciente de que no podía enojarse con él por eso. Le mantuvo en sus brazos, aferrandose fuertemente a su delgada figura, como con desesperacion. No le era posible imaginarse el mundo sin él.

Pico negó con la cabeza varias veces, abrazandole con cuanta fuerza sus brazos eran capaz de albergar.

-N-no estoy... llorando -mintió, escondiendo la cara en el pecho del mayor en el cual se apoyó, respirando hondamente- ¿De verdad soy un buen niño?

Estaba tan aterrado de perderlo, que ahora no quería soltarlo. Permaneció así en silencio durante varios minutos, simplemente oyendo la respiración del mayor, sus latidos, sintiendo su perfume y su calor. Cuando ya tenía suficiente valor para hacerlo, respiró hondo y alzó la vista sin separarse, tratando de sonreír.

-Lamento haberme puesto ese traje. Tenía tantas ganas de ponérmelo, de ver cómo me quedaba, que no pude evitarlo. Gomenasai.

Acarició sus rubios cabellos con tranquilidad, sonriendo un poco más cuando el otro, intentando engañarle, ocultó el rostro en su pecho. Se inclinó a besar su cabeza mientras seguía acariciando su cabello, en silencio.

- Claro. Siempre eres un niño bueno - Aseguró, en un intento de calmarle, sintiendo como se abrazaba mas fuerte a su cuerpo con sus pequeños brazos - No estoy enojado contigo, estoy enojado conmigo mismo no es tu culpa, no tienes que pedirme perdon - Comentó, con cariño - Yo no debi ponerme asi por esa tonteria yo... debi darme cuenta de que... esto es diferente, que tu eres diferente - Musito, para luego sonreirle - Asi que no quiero que estes mas triste, ¿si? Por favor, no soporto verte asi... - Pidio - Te prometo que no me ire a ningun lado.

-Está bien.

Respondió Pico con una sonrisa, abrazandole ahora con mayor tranquilidad. No entendio nada de eso de que las cosas eran diferentes y que él era diferente, pero no dijo nada y solo le dedicó su más radiante sonrisa de felicidad.

-Soy feliz mientras que tú me quieras -le dijo, fregando su cara contra el pecho ajeno como un gatito mimoso- No entendi nada de lo que dijistes, pero si estas bien yo estoy bien.

Rodó los ojos, divertido de su respuestas.

- No importa que no entiendas... - Comentó, suavemente - Lo que importa es que te quedaras aqui conmigo, y eso me basta para ser feliz.

Acarició su mejilla, observandole sonreir con sinceridad. Le dió un beso en la frente, tomandolo de las caderas antes de ponerse en pie, pegandolo contra su cuerpo para que no fuera a caerse.

- Asi que ahora vamos, ¡animo! ¿que se probara mi lindo angelito? - Preguntó, con el mismo tono de antes, olvidando todo el asunto.