Casa de Pico

-¿Seguro?

Preguntó todavía medio asustado, devolviendole el abrazo. finalmente decidio calmarse, yendo a darle un beso en los labios y una linda sonrisa conciliadora antes de volver a la posicion anterior y cerro los ojos.

-Esta bien, te creo. Ahora vamos a descanzar hasta que te sientas mejor y luego haremos algo juntos, ¿si?

- Si, mejor descansemos - Era lo mejor para relajar la tención del momento - Lo mejor es dormir...

Acercó una almohada para acomodar su cabeza, mientras cobijaba al rubio contra si, cubriendolos a ambos con las sabanas claras y de olor a vainilla que convertían el ambiente a uno mas calmado y relajado, quedandose dormido por el cansancio al poco rato y por los efectos de los analgésicos.

Pico durmió apasiblemente las siguientes horas, siempre abrazado a su danna al que tanto quería, pero que a veces le hacía enojar con su torpeza, hasta que se hizo muy tarde y no tuvo más remedio que despertar.

Lo primero que hizo fue examinar sus heridas, no eran tan graves ahora. Al menos las que podía llegar a evr estaban cicatrizando muy bien. Se dio una ducha cuidando de no lastimase más de la cuenta, se puso un vestido rosa de algodón, ya que era la unica ropa que no le molestaba y luego revisó las heridas de Nate y les puso unguento, besandole la frente al dormido diseñador.

Entonces se metió en la cocina, decidido a preparle algo de comer que no fuera curry. Más el ruido que hacía con las cacerolas era como si hubiera pasado un huracán.

No sintió nada de lo que le hizo el rubio, porque, la verdad, estaba realmente cansado. Murmuró un par de veces su nombre mientras dormía, pero continuó tendido como una piedra. Cuando los ruidos de las cacerolas comenzaron a llegar hasta el cuarto, empezó a reaccionar, instintivamente tapandose la cabeza con la almohada, sin embargo, aquello no le duró demasiado, hasta recordar el porque de la situación.

- Pico...

Pero luego lo pensó mejor. Seguro solo estaba cocinando, como la noche anterior. O al menos eso esperaba. Se levantó con parsimonía, tallandose los ojos, yendo hasta el baño para lavarse muy bien el rostro y luego dirigirse a la cocina. Ya no le dolía el tobillo, y tenía tanta flojera de echarse encima la camisa, que a penas si andaba con los jeans puestos, porque los zapatos se los había quitado al dormir. Se asomó a la cocina, viendo al otro intentando cocinar.

- ¿Que preparas de desayuno, angelito? - Preguntó, yendo a sentarse junto al meson, observando el monumental desastre de la cocina, ocultando una risita - ¿Como te sientes?

No pudo evitar observarle de pies a cabeza. Aquel vestidito rosa le hacía lucir realmente adorable. Debía recordarse a si mismo, hacerle mas prendas como aquellas, y, al pensar en ello, se sonrojó muy levemente sin ser conciente de ello.

-¡Nate!

Exclamó de golpe, asustado al no haberlo escuchado levantarse y avergonzado porque le descubrio en su patetico intento de cocinar, al punto que la casuela que teníoa entre sus manos se le cayo al piso. Menos mal que estaba vacía, o hubiera sido un desastre.

-Go-gomenasai, Nate. -se disculpó, tan avergonzado que escondió la cara y levanto la casuela. Se sentía al borde del llanto por no poder cocinar- Queria prepararte el desayuno, pero por más que intento nada me sale bien...

Haciendo pucheros, puso la casuela en el mesón y luego le miro con una sonrisa, contento de que se preocupara por su salud.

-Me siento muy bien, ya no me duele nada. ¡Nada! -exclamo, girando, saltando y doblando los brazos para que viera que estaba bien- Me arden un poco las lastimaduras, por eso me puse el vestido y... ¿Me veo bonito?

- Claro, te ves precioso - Afirmó, tomandolo de la cintura para acercarlo hacia si - Todo lo que usas te queda precioso - Dijo, besandole la frente.

Acarició sus brazos y sus hombros con suavidad, disfrutando de la textura de la piel suave que le hechizaba. Poco le importaba el desastre de la cocina cuando lo tenia tan cerca, tan a su merced. Le sonrió levemente.

- No te preocupes por el desastre - Le dijo, acariciandole el cabello - Siempre podemos ir a comer a algun lado, o sino, puedo preparar algo si quieres - Sugirió - Yo tampoco se cocinar demasiado, pero imagino que algo podre inventar - Exclamó, estrechandolo contra su torso desprovisto de ropa.

-¿De verdad estoy precioso? -le susurró, ruborizandose notoriamente con una sonrisa tímida.

No pudo evitar ir y abrazarlo, tratando de no rozarle las heridas, disfrutando de su aroma y su calor. Sentirse protejido por esos brazos era inevitable, completamente inevitable.

Sonrio cuando le acaricio el pelo, acurrucandose más a él. Sintió como Nate lo estrecho contra su cuerpo, cosa que lo complació, y le sonrió desde donde estaba.

-Esta bien. Podemos ir afuera. Hemos estado encerrados mucho rato y se nos va a poner la piel amarilla. ¡Eso dijo el gobernador!

- ¿De verdad? - Inquirió, sin poder evitar reir - Ese hombre esta un poco tocado, deberias evitar hacerle tanto caso - Señaló - Pero bueno, a veces es inevitable...

Volvió a besar su frente, sintiendo como se acurrucaba más contra él. Si por él fuera, podrían quedarse así toda la vida y no le importaria. Su rubio era su mundo, y no permitiria que nada le pasara otra vez.

- ¿Quieres cambiarte? - Le preguntó - ¿O saldras con ese vestido? Porque si quieres podemos pasar por la tienda para que te pongas algo y pedimos que nos lleven la cmoida alla, ¿Quieres? - Ofreció. Quería levantarle el animo y fue lo unico que se le ocurrio.

-¿Tocado? Pero si cuando habla se lo ve tan serio... No pareciera estar tocado.

Penso en voz alta, poniendo cara de duda sin siquiera darse cuenta. Se abrazó más a Nate, cerrando un instante los ojos mientras el otro lo envolvia entre sus brazos.

-¿Hum? ¿Cambiarme? -se miró a si mismo, el se sentia comodo en el vestido y Nate ya le habia dicho que estaba lindo... más la idea de volver a la tienda a probarse ropa le hizo salta- ¡Síiii! ¡Quiero! Y vamos a ir, y vamos a probarme mucha, mucha ropa bonita, y luego comeremos y te ayudaré con la tienda y... ¿De verdad? -pregunto de golpe, yendosele el ataque infantil por unos minutos.

- Creeme, ni te imaginas lo tocado que está - Asintió, con una risa.

Su sonrisa se asentuó mas al verle con aquel ataque inantil que se le antojaba tan adorable. Definitvamente, a pear de la edad, seguia siendo un niño y eso le encantaba. Se detuvo de repente cuando el otro tambien lo hizo, preocupado por un momento, pero luego volvio a sonreirle.

- Claro que es en serio, mi angelito - Exclamó, acariciandole el cabello - Puede probarte lo que quieres, y si prefieres, comeremos sushi o algo parecido... Todo para que mi lindo enfermero sea feliz n_n - exclamó, alegre.

-¡Siiiii!

Volvió a exclamar, saltando y saltando hasta agarrarse de Nate como un koala y besarle las mejillas una y otra vez.

-No necesito comer sushi, lo como siempre! Quiero comer alguna de las comidas que te gustan a tí, como.. como hotcakes o cosas así.

En la emocion, se habia olvidado que ambos estaban a medio sanar asiq se bajo muy despacio de Nate y le pidio perdon en susurros, agachando la mirada.

-¿No estas enojado, verdad?

- No, claro que no, ¿Por que habria de estarlo? - Preguntó.

Las heridas del costado a no le dolian, habían cicatrizado lo suficiente, y el tobillo ya no estaba hinchado en lo absoluto. le preocupaba más el rubio, al que aún le veía heridas sin sanar por aquí y por allá.

- ¿Tu estas bien? Me preocupa que te lastimes - Dijo, levantandole el menton para observar sus orbes esmeralda - No te preocupes por mi, ¿si? Lo mejor es que tu estes mejor n__n - Exclamó, sonriendole.

-No sé, quizas te lastime.

Hubiera seguido con la vista gacha de no ser porque Nate le obligó a alzar la vista. Se lo veia tan genuinamente preocupado por él, tan afligido.

-Estoy bien, no me he hecho nada. -poco a poco, la sonrisa ajena lo obligó a sonreirle tambien, riendose incluso mientras estiraba las manos y lo abrazaba por el cuello- Me basta conque estes conmigo. Te quiero muucho, mucho, Nate.

- Yo tambien, mi pequeño geisho - Jugueteó con su nariz un poco más antes de bajarle de sus brazos - Ahora he de ir a vestirme para que podamos irnos- Dijo, dedicandole una sonrisa.

Se fué al cuarto del menor, poniendose la camisa y los zapatos apresuradamente, para luego salir a esperarlo en la sala.

- ¡Ya estoy listo! - Le anunció - Cuando queiras nos vamos n__n

-Te ves muy guapo. ^^

Fue lo primero que le dijo en cuanto le vio, por que sí, para Pico Nate era mucho muy guapo. A veces se preguntaba qué le habia visto a él un hombre tan guapo y dulce como Nate, pero cuando hacía eso, simplemente lo obviaba y se decía que deberia de estar feliz por eso en vez de andar preguntando.

Fue hacía él, tomándole la mano al tiempo que estiraba el cuello y se ponía de puntitas para besarle la mejilla.

-Si te parece que yo estoy presentable, entonces podemos salir. ^//^

- Si no te molesta que yo ande gruñendole a todo aquel que te mire, entonces no hay problema - Asintió, sonriendole.

Sostuvo su pequeña mano entre las suyas, antes de salir de la pequeña casita, comenzando a caminar calle arriba en dirección a la tienda de ropa, la cual no quedaba demasiado lejos de las casas de Murashiki.

- Y no soy tan guapo - Espetó, pensandoselo - Tu eres mas lindo n_n Ademas, yo aun ando con la misma ropa de ayer, asi que me cambiaré con algo que haya en la tienda cuando pidamos de comer, si? - Inquirió - Y yo escogeré tu ropa y tu la mia xD

-¿Gruñirles? ¿por qué? -dijo sin entender, ladeando la cabeza mientras le miraba sin dejar de sostenerse de su mano con sumo cariño, siguiéndole como un perrito contento.

Caminando calle arriba, notó que aún le dolian un poco las piernas pero, fuera de eso, podía soportarlo. Lo mejor de todo era estar caminando junto a Nate tomados de la mano y que todos lo vieran, eso era lo que más le gustaba. Potr eso, se apretujó cuanto pudo a su cuerpo, caminando bien pegadito sin estorbarle mientras pensaba en qué ropa le elejiríaa Nate.

Pensó un poco en lo que le dijo, e hizo pucheros.

-Eres guapo, guapo, guapo, guapo. -rezongó, tozudo- Si yo digo que eres guapo, eres guapo. ¿Okata? Y por lo de la tienda... ¡Qué bien! ^__^ -festejó, caminando algo más rápido- Voy a escoger un traje que te haga ver bien guapo, aunque quizás eso me perjudiqué... no sea cosa que chicas y chicos se te tiren encima.

- Puedes escoger lo que quieras - Le animó - Y aunque otros se me lanzen encima, sabes que a ninguno de ellos lo querria como a ti - Le dedicó una sonrisa mientras caminaban.

Al pasar junto a la gente calle arriba, algunos se les quedaban viendo, pero aquello no le importaba demasiado. Estar con su y hermoso rubio simplemente lo hacía feliz. Finalmente, luego de mucho caminar, llegaron a Sweetown, cada vez mas cerca de la tienda de ropa.

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